Cuando tú creías que yo no estaba mirando, yo vi que: Pegaste con un imán mi dibujo al refrigerador, por eso de inmediato quise hacer otro.
Le diste de comer a un gatito sin hogar, entonces entendí que a los animales hay que tratarlos con amor y respeto.
Preparaste mi pastel favorito especialmente para mi, así me di cuenta que los pequeños detalles ocultan mucho sentido.
Fuiste a visitar a tu amigo enfermo, y entonces entendí que las personas deben cuidarse mutuamente. No niegas la ayuda a los necesitados, y comprendí que si tienes tiempo y dinero, hay que ayudar a aquellos que no lo tienen.
Tratas con mucho cuidado nuestra casa y a todos los que vivimos aquí, y entendí que cada persona debe cuidar lo que tiene y lo que quiere.
Incluso cuando te sientes mal, continúas cumpliendo con tus obligaciones, y me di cuenta de lo que significa la responsabilidad.
A veces no pudiste contener las lágrimas, y entendí que en la vida hay tristeza y dolor, y llorar es normal. Nunca dejas de cuidar de mí, y yo quise cumplir todas tus expectativas y hacer todo lo posible para que te sientas orgulloso de mí.
Cuando tú creías que yo no estaba mirando, aprendía de ti la vida. Tomé tu ejemplo y traté de ser como tú. En lo más profundo de mi alma estaba un pequeño adulto que se decía a sí mismo:
Queridos Padres, gracias por todo lo que he visto mientras creían que yo no estaba mirando.
-Mary Rita Schilke Korazan-
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