El motivo por el cual tienes tanto apego a tu familia, tu dinero, tus cosas y tu vida tal cual es hoy, es porque no comprendes aún que nada de lo que tienes es tuyo; ni siquiera es real. Si pudieras recordar que ya tuviste otras familias, otros hijos que amaste mucho, otras parejas y otros problemas en encarnaciones anteriores, serías hoy libre y podrías ser inmensamente feliz, porque no necesitarías nada.
Cuando vas al cine te identificas con los personajes y la proyección en la pantalla, pero si miras hacia arriba verás que sólo la luz del proyector es real. Del mismo modo, te identificas con las formas humanas y con las experiencias de todos los días y te olvidas permanentemente que son sólo proyecciones pasajeras del espíritu inmortal.
Lo que tú amas en cada persona es a Dios, no a la persona en sí. Su espíritu amoroso en cada forma individual es lo que tú amas. Él juega a las escondidas: se esconde detrás de todo lo que puedes ver, pero en realidad todo lo bello que existe en este Universo le pertenece. Nosotros no tenemos mérito ni defecto alguno; todos nuestros méritos son del espíritu y todos nuestros errores son del ego. Sólo en meditación profunda puedes experimentar que el yo individual es sólo una ilusión y que todos somos uno y lo mismo.
Comprende que tu vida es una película y si quieres conocer la realidad, tienes que abrir tu corazón al amor y meditar más. El amor es la ley que rige el Universo: todos tus problemas se deben a que te desconectaste del amor de tu corazón. Y esta desconexión te llevó a vivir en la mente; a pensar sin parar y torturarte día a día con las cosas que pasan en tu mundo.
Sólo tu puedes decidir ponerle fin a esta película de terror. ¡Al menos elige una comedia y diviértete!. Cuando realmente decidas buscar la verdad, todo el Universo te escuchará y te dará exactamente lo que necesitas para encontrarla. Pero mientras creas que todo es real, sufrirás.
Fernán Makaroff
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