Si hiciéramos memoria del último mes, descubriríamos que los grupos en los que hemos participado son muchos. Familia, grupo de amigos, grupo de trabajo, un equipo deportivo, una compañía de teatro, etc. Al mismo tiempo también estamos dentro de otros grupos más amplios que igual no nos acordamos de incluir en esta enumeración.
De acuerdo con las categorías sociales somos hombres o mujeres, somos miembros de una confesión religiosa o de un grupo étnico. Por ello, tenemos diferentes identidades grupales y, en ocasiones, interaccionamos como miembros de un grupo y no de otro. La ciencia que se encarga de estudiar estos procesos es la psicología de los grupos.
La psicología de los grupos es una sub-disciplina dentro de la psicología social cuyo principal objeto de estudio es el grupo. Para estudiar a los grupos se analiza la influencia que los grupos tienen sobre el comportamiento individual y la que tiene el individuo para cambiar el comportamiento grupal. Así, desde la psicología de los grupos se exploran qué son, cómo, cuándo y dónde se crean, su configuración y los tipos de roles y relaciones que se establecen entre sus elementos o con otros grupos.
¿Qué es un grupo?
Definir qué es un grupo no es sencillo. A lo largo de la historia se han dado múltiples definiciones (Huici, 2012a). De entre ellas, podemos distinguir dos tipos de definiciones, la definición categorial y la definición dinámica. Según la definición categorial (Wilder y Simon, 1998), el grupo se define por las características compartidas. Los miembros del grupo poseen unas características específicas que comparten, por lo que el grupo es la suma de los miembros que comparten dichas características. El grupo solo existe en la mente de los individuos y aporta una visión particular del mundo.
Por otra parte, la definición dinámica (Wilder y Simon, 1998) propone que los grupos surgen de la relación entre sus miembros y de la interacción entre ellos. Esta interacción puede hacer que nuevas características surjan las personas que lo componen, por lo que el grupo es más que la suma de los individuos. Esto hace que no se puedan inferir las características del grupo a partir de las características de un solo miembro, ya que los grupos surgen de la interacción son más fáciles de distinguir que los grupos categoriales.
Tipos de grupos
Los grupos se estructuran de diferentes formas. La estructura es la que proporciona la estabilidad a la hora de organizarse y de relacionarse entre los miembros del grupo (Cartwright y Zander, 1992). Esta estructura va a servir también para diferenciarse como grupo, esto es, ser diferentes a los demás grupos. La estructura del grupo va a hacer que el grupo se mantenga y no se disperse. Según Scott y Scott (1981), los grupos se caracterizan por tres propiedades estructurales:
- Los grupos están definidos por la relación entre los miembros, un grupo de trabajo se puede definir por la relación desigual entre el jefe y los trabajadores.
- El grupo debe tener continuidad estructural en el tiempo. Por ejemplo, en un equipo de fútbol siempre van a existir defensas, delanteros y porteros.
- Por último, los miembros del grupo son reemplazables, cualquier miembro puede ser sustituido por otra persona.
Estas estructuras asignan roles a los miembros del grupo. Cada rol tiene asignado un valor diferente. Algunos miembros son más importantes que otros, lo que hace que el estatus de cada miembro sea diferente. Existe una jerarquía dentro del grupo definida por el estatus de cada miembro dentro del grupo. Las diferencias de estatus implican patrones de prestigio, deferencia y sumisión en los miembros de los grupos (Blanco y Fernández Ríos, 1985), así como la existencia de un consenso respecto a la ordenación jerárquica y al prestigio otorgado.
Normas de los grupos
Dentro de la estructura del grupo también se encuentran las normas. Todo grupo tiene un marco de referencia común, los miembros comparten ideas sobre lo que se debe y lo que no se debe hacer. Las normas regulan las actitudes y los comportamientos de los miembros del grupo (Sherif, 1936). Estas normas pueden ser de dos tipos: descriptivas y prescriptivas (Cialdini, Kallgreen y Reno, 1991).
Las normas descriptivas corresponden con lo que los miembros hacen en una situación específica. En estas ocasiones donde los miembros no saben cómo comportarse, lo que hagan los miembros de más estatus o la mayoría se va a convertir en la norma dominante. Por otra parte, las normas prescriptivas indican lo que puede hacerse y lo que no. Son normas morales que indican a los miembros del grupo lo que está bien y lo que está mal. Estas normas premian la conducta mediante premios y castigos. Premian a los que se portan bien y castigan a los que no cumplen las normas.
Roles de los miembros de grupo
El rol que juega cada persona en un grupo está asociado a su posición en un grupo (estatus) y a los derechos y deberes hacia uno o más miembros (Hare, 1994). Cada rol va asociado a unos patrones de conducta dentro del grupo. Esto es, los roles dividen las tareas de los miembros, cada miembro tiene que desempeñar diferentes funciones (Scott y Scott, 1981). Esta diferenciación de roles sirve para que se puedan alcanzar los objetivos, para ordenar y predecir el funcionamiento del grupo y para que los miembros del grupo se auto-definan dentro del propio grupo (Brown, 2000).
Algunos roles clásicos son (Benne y Sheats, 1948) los roles de tarea, de mantenimiento y los individuales. Entre los roles de tarea destacan el coordinador, el evaluado, el orientador, el iniciador. Entre los roles de mantenimiento están el que busca compromiso, el que anima, el seguidor, el observador, etc. Por último, algunos de los roles individuales de los miembros de un grupo son el agresor, el bloqueador, el que busca reconocimiento y el dominante.
¿Para qué sirve la psicología de los grupos?
La psicología de los grupos estudia diversos campos como el liderazgo (Molero, 2012a), la formación y el desarrollo de los grupos (Gaviria, 2012), la cohesión grupal (Molero, 2012b), los procesos de influencia en el grupo (Falomir-Pichastor, 2012), la productividad (Gómez, 2012), los procesos de decisión (Huici, 2012b) y las relaciones intergrupales (Huici y Gómez Berrocal, 2012). Si bien todos son importantes, las relaciones intergrupales han sido uno de los campos con más repercusión.
Las relaciones intergrupales no son más que las relaciones entre los diferentes grupos y entre los miembros de diferentes grupos. En los medios de comunicación podemos ver y leer noticias sobre incidentes racistas, convivencias entre religiones, reuniones entre empresas y sindicatos, etc. Todas ellas hablan de relaciones intergrupales.
Cuando se trata de explicar a qué obedecen estos comportamientos, existen dos grandes tipos de explicaciones: aquellas que apelan a las diferencias entre individuos -sobre la base de ciertas características, orientaciones o rasgos de personalidad- y aquellas que enfocan directamente los procesos intergrupales.
Enfoques individuales
En los enfoques individuales destacan dos componentes. Por una parte, el «autoritarismo de derechas»* supone que existen diferencias entre individuos en cuanto a la tendencia a plegarse a los dictados de la autoridad, siendo los autoritarios los que creen en ella firmemente. También acatan de manera total las normas que la autoridad apoya. Igualmente se oponen a aquellos a los que la autoridad ataca. Esta personalidad se desarrolla en la adolescencia y se basa en el aprendizaje anterior de la obediencia, el convencionalismo y la agresión (Altemeyer, 1998).
Desde la orientación de la dominancia social se presta atención a relaciones jerárquicas entre grupos dentro de la estructura social y a la existencia dentro de la sociedad de ideologías que favorecen o tratan de reducir las desigualdades jerárquicas (Sidanius y Pratto 1999). Así, se presupone la existencia de diferencias individuales en cuanto a la tendencia a legitimar las desigualdades y divisiones en la sociedad. Algunas personas apoyaran la existencia de una jerarquía mientras que otras no.
Enfoques intergrupales
Este enfoque rechaza la tentación de reducir la explicación de los comportamientos a características de los individuos. Se propone que, el modo en que el individuo se transforma y comienza a pensar, actuar y a tratar a los otros tiene relación con que pertenezca a unos grupos y no a otros. Como consecuencia de ello, sus comportamientos y percepciones tienden a uniformizarse. Todos los miembros del grupo comienzan a pensar igual. Existen dos grandes teorías que intentan dar explicación a este fenómeno, sean: la teoría del conflicto realista de grupo y la perspectiva de la identidad social -engloba dos teorías, la de la identidad social y la de la autocategorización-.
La teoría del conflicto realista de grupo
Las relaciones funcionales se ven afectadas por las metas e intereses recíprocos de los grupos. Se centran, pues, en las relaciones de cooperación o competición para el logro de unas metas o recursos, es decir, en la interdependencia cooperativa o competitiva. El conflicto intergrupal (Sherif y Sherif, 1979) se produce por la existencia de metas incompatibles y da pie a la hostilidad y a la discriminación intergrupal. Cuando dos grupos quieren lo mismo van a tener dos posibilidades de conseguirlo, competir o cooperar.
La perspectiva de la identidad social
Incluye dos teorías, la teoría de la Identidad Social y la teoría de la Autocategorización (Turner y Reynolds, 2001). Ambas ponen el énfasis en los procesos de identificación con el grupo, en la transformación de la psicología individual a la colectiva y en la idea de que las relaciones intergrupales surgen de la interacción entre procesos psicológicos y la realidad social. La teoría de la identidad social se centra en procesos intergrupales mientras que la teoría de la autocategorización amplía su ámbito para incluir la explicación de los procesos intragrupales de formación de grupo, cohesión, influencia y polarización.
Para simplificar el mundo y comprenderlo mejor usamos la categorización. De la misma forma, también categorizamos a las demás personas dentro de grupos sociales a la vez que tomamos conciencia de las categorías a las que nosotros pertenecemos. La consecuencia es que creamos una pertenencia psicológica a unos grupos mientras que clasificamos a los demás en dos grandes categorías: miembros de nuestro grupo y miembros de otros grupos.
De la pertenencia a esos grupos sociales va a surgir una identidad social (Tajfel, 1981; Tajfel & Turner, 2005), una por grupo, con la que nos vamos a identificar en mayor o menor grado. La importancia de cada identidad va a hacer que, en diferentes momentos, nuestros pensamientos, sentimientos y comportamientos estén en mayor o menor medida influenciados por la identidad social. De ahí, por ejemplo, que favorezcamos a nuestro grupo en detrimento de los demás grupos.
*Aunque se llame autoritarismo de derechas, no está relacionado con la política. No por tener una orientación política u otra una persona va a ser más autoritaria, es más, existen personas con orientaciones políticas tanto de derechas como de izquierdas que con una personalidad autoritaria de derechas.
¿Por qué algunas personas cuando están en grupo hacen lo que no harían estando solos?
Cuando estamos en grupo, en muchas ocasiones, llevamos a cabo conductas que no haríamos estando solos. Aunque esto más bien se observa en grupos con conductas violentas o inadecuadas. El turismo de borrachera es un claro ejemplo, o la violencia de algunos aficionados en los partidos de fútbol. Pero, ¿qué se esconde detrás de este proceso? La clave está en el proceso de desindividuación.
¿En qué consiste este proceso? Moral, Canto y Gómez-Jacinto (2004) de la Universidad de Málaga dan la clave, «el anonimato, el grupo y la autoconciencia individual reducida llevarían a las personas a tener comportamientos desinhinibidos, impulsivos y antinormativos. Este proceso se basa en dos aspectos clave: el anonimato y la reducción de la autoconciencia individual.
Cuando estamos solos no arrojaríamos una lata de refresco en la acera. En primer lugar porque ensuciamos. Pero si no nos han enseñado a respetar el medio ambiente y somos de los que arrojan desperdicios en el suelo, lo más seguro es que si alguien nos está mirando no lo hagamos. ¿Por qué? Porque no gozamos de anonimato y la autoconciencia individual es mayor. Esto es, «sabrán que soy yo quien está ensuciando».
Sin embargo, al ir en grupo, el anonimato es mayor y la autonciencia individual se disuelve en el grupo. Se podría definir como que mi propia responsabilidad se traslada al grupo. «Si arrojo una lata al suelo nadie sabrá que soy yo, además, voy en grupo y la responsabilidad es más del grupo que mía». Este suele ser el pensamiento que atraviesa la mente de muchas personas. Sobretodo cuando alguien del grupo empieza una acción inadecuada.
Roberto Muela Lobato
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