jueves, 31 de octubre de 2019

Teoría de la economía de solidaridad: el factor "S"

Economía de solidaridad para los economistas es algo sumamente extraño, porque si uno estudia los libros que se han escrito en el mundo de la economía clásica; si uno lee todos los manuales que se enseñan en la Universidad, de todas las corrientes del pensa-miento económico, la palabra solidaridad no aparece nunca.

No existe ni siquiera la palabra solidaridad en la ciencia de la economía convencional, tradicional: ni de los liberales, ni de los socialistas, ni de los keynesianos. Aparece la palabra cooperación, pero no la palabra solidaridad. Y la palabra cooperación aparece con un sentido más bien técnico, del esfuerzo que combina la acción de distintos elementos para producir un proceso que requiere que diferentes funciones sean cumplidas de manera coordinada y con “cooperación” entre ellos. Pero solidaridad, no aparece nunca en la economía. 

Entonces, cuando nosotros empezamos a hablar por allá a fines de los años 70, 80, de la economía de solidaridad, esta cosa sonaba tan rara, como si uno dijera mecánica sentimental o química amorosa. Porque eran dos palabras de dos lenguajes, de dos culturas completamente diferentes. Porque también desde el concepto de la solidaridad no se hablaba de la economía. Quienes hacían llamados a la solidaridad, quienes predicaban la solidaridad, quienes buscaban desarrollar experiencias solidarias, antes nunca pensaban que la solidaridad podía ser un elemento desde o con el cual se pudieran hacer negocios, hacer economía, hacer empresas. Esto, por la sencilla razón de que la economía capitalista en su forma concreta, es una economía orientada a la competencia, a la ganancia, que enfrenta a los grupos de intereses contrapuestos poniéndolos en conflicto. Y entonces, la solidaridad como que no tiene espacio en la teoría económica convencional, a pesar de que siempre han habido experiencias económicas solidarias.

En la práctica, siempre ha habido y yo diría que desde mucho antes de que existiera el capitalismo y en los comienzos de la historia. La mayor parte de la economía del mundo, en los diferentes pueblos ha sido una economía solidaria. Con esta famosa ciencia de la economía que surgió con Adam Smith, a fines del siglo XVII-XVIII, la palabra solidaridad desapareció de la cabeza, del concepto económico, y cuando la gente empieza -desde hace algunos años a esta parte- a hablar, a escuchar de economía y solidaridad, se hace una idea bastante especial.

¿ECONOMÍA DE SOLIDARIDAD = ECONOMÍA DE BENEFICENCIA?

Se imagina la economía de solidaridad como una especie de economía caritativa, economía de beneficencia. Lo que espontáneamente, a lo que más se llega, asociando solidaridad con economía es a pensar algo como esto: en la economía se produce la riqueza, se distribuyen los bienes, se consume y se acumula. Todo esto se hace en el marco donde la economía funciona con sus propias leyes objetivas. Así se dice: las leyes de la oferta y la demanda, las leyes del mercado, las leyes de la competencia. La economía produce, distribuye... se consume, se acumula la riqueza pero... como quedan algunos huecos, algunos vacíos sin satisfacer, o sea, un grupo de personas que no participan, quedan marginados de la economía, son pobres, no logran satisfacer sus necesidades, entonces, sería el momento cuando llega la solidaridad a completar aquello que la economía por sí misma no logró realizar. A resolver los problemas que la economía creó, a llenar los huecos que deja la economía. Como si la solidaridad viene -desde fuera- simplemente a arreglar un poco las cosas que en la economía quedaron mal, como los pobres, la exclusión de algunos sectores, como necesidades sociales insatisfechas. Y es así como cuando no se entiende bien, se piensa que esta economía de solidaridad es de beneficencia, de donaciones. Incluso yo he escuchado a economistas muy importantes decir que la economía de solidaridad es una especie de anti economía, es decir como la negación de la economía.

ECONOMÍA DE SOLIDARIDAD

La economía de solidaridad es una economía en la cual la solidaridad se hace presente, se introduce dentro de la economía y se produce, se distribuye, se consume con solidaridad, se acumula con solidaridad, una nueva manera de hacer economía, una nueva racionalidad económica.

Nosotros decimos economía de solidaridad porque pensamos en la solidaridad como un elemento activo, operante, dentro de la economía y por eso venimos a hablar de economía de solidaridad en vez de economía solidaria, que es la expresión que más se usa. Después nos hemos dado cuenta cómo “economía solidaria” la usa un pocotón de gente, la usan los gobiernos... se manosea un poquito este concepto de economía solidaria.

LA SOLIDARIDAD COMO SUSTANTIVO

Reafirmamos esta diferencia de lo que nosotros proponemos diciendo economía de solidaridad, o sea, que la solidaridad es un sustantivo y no un adjetivo. Cuando decimos “economía solidaria” es la economía que se hace en cierto modo, un poco más o menos fraterna, más solidaria. Pero cuando decimos economía de solidaridad es economía hecha con solidaridad. Ahora para ser más exactos todavía, nosotros decimos economía de solidaridad y trabajo, porque no es sólo solidaridad sino solidaridad y trabajo. O sea, es el trabajo unido con la solidaridad, la solidaridad convertida en trabajo, lo que da lugar a esta manera especial de hacer economía que en realidad ustedes conocen, en las experiencias concretas que viven, que practican. 

Ahora podemos decir que todo esto es una introducción muy general para explicar un poquito cuál es la idea global de esta economía, en la cual la solidaridad es algo activo, un elemento presente. O sea, una economía que se hace utilizando la solidaridad, que se hace con este ingrediente de la solidaridad, que no es un ingrediente secundario, sino que se convierte en un ingrediente importante, principal, dando lugar a una nueva manera de hacer economía. 

Cómo tratamos de formular esto? De expresarlo a nivel de la ciencia de la economía, o sea, de la teoría económica? Eso creo que es lo único que yo podría, en esta ocasión, aportar un poco para la reflexión y el trabajo que ustedes hacen en este terreno.

LOS FACTORES ECONÓMICOS

Cuando los economistas se preguntan con qué se hace economía, ellos dicen que la economía se hace con ciertos factores económicos. Los factores económicos son aquellos elementos con los cuales se hace la economía. Que se expresan a través de otros lenguajes económicos como fuerzas productivas. Las fuerzas productivas o factores económicos son aquellos que estando dentro de las empresas, dentro del mercado, dentro de las organizaciones económicas, generan producción, participan en la creación de riquezas, participan en la generación de productos. 

En la teoría económica clásica capitalista, en los comienzos de la teoría económica, se decía que había tres fuerzas productivas o tres factores productivos. En esa distinción que se hacía los factores eran: la tierra, el capital y el trabajo. Posteriormente las teorías neoclásicas redujeron a dos los factores: capital y trabajo, porque dijeron que la tierra al final es capital. Entonces, para ellos, los únicos dos factores productivos son el capital y el trabajo y la producción se realiza como resultado de la cooperación conjunta, combinada, de esos dos factores . 

En las teorías económicas más modernas se han reconocido algunos otros factores y actualmente la mayor parte de los modelos económicos establecen que los factores económicos con los cuales se producen son cinco:

1. la fuerza de trabajo
2. los medios materiales
3. la tecnología
4. el financiamiento
5. la gestión

La fuerza de trabajo: no se puede producir sin trabajo. Es el principal factor económico pero... no basta el trabajo para producir. Es necesario operar sobre ciertos medios materiales, o sea, la tierra, locales, maquinarias, incluso materia prima. Estos son medios materiales de producción. Se señala también que hay un factor económico fundamental que es la tecnología. Entendiéndose por tecnología el “saber hacer”. Es un saber práctico que se puede traducir en sistemas, en procesos técnicos, incluso que se puede introducir en las máquinas, pero siempre un saber, un conocimiento, una información. Un ejemplo de tecnología son las fórmulas del proceso productivo, es todo el saber incorporado a la actividad productiva, el saber hacer. Después se señala que otro factor fundamental de la actividad económica, es el financiamiento. O sea, ciertas cantidades de dinero que permiten cubrir costos, pagar factores cuando son externos, en fin, dar créditos a quienes adquieren los productos... La gestión o la administración, o sea, un elemento de toma de decisiones, un sistema para tomar decisiones. 

Estos son los cinco factores económicos que la economía moderna ha llegado a reconocer y todos ellos operan estrechamente entrelazados, unos con otros y cada uno de ellos tiene una productividad que le puede ser reconocida. La fuerza de trabajo aporta al producto algo y esa es su productividad. La tecnología hace su aporte. Lo mismo los medios materiales, la gestión y el financiamiento. Todos los factores son necesarios para producir y hacen un aporte específico a la generación del producto, de la riqueza, que es su particular productividad, que puede ser medida, que puede ser cuantificada, etc.

UN NUEVO FACTOR ECONÓMICO

Lo que nosotros vemos, observando las experiencias de la economía de solidaridad, las experiencias de la economía popular, las cooperativas y muchas otras, es que hay un sexto factor, que es en estas experiencias mucho más importante, a veces, que estos cinco factores que aquí se encuentran. Y a ese factor nuevo lo llamamos el factor "C", porque en la teoría económica los factores usan una letra. 

Lo llamamos factor "C" porque con esta letra “C” comienzan en castellano, en inglés y en varios idiomas una serie de palabras que expresan ese contenido, esa realidad, que participa en la producción. C ompañerismo, C ooperación, C omunidad, C ompartir, C omunión, C olectividad, C arisma, en fin, un elemento de integración humana. 

Hace algunos años, unos seis años, yo estuve en Caracas, en una reunión, con un pequeño grupo. Me invitaron a ver una pequeña organización, un taller solidario y yo empecé a hablar de este factor "C" . Y un viejito, un señor anciano, escuchaba muy atentamente. El, en un momento dado, pidió la palabra y dijo: - “Yo creo en este factor "C". Y habló de toda la experiencia que había tenido durante muchos años en cooperativas, organizaciones económicas solidarias, que él había visto que funcionaban y salían adelante porque había ese elemento de solidaridad, de unión, de cooperación. 

Pero él dijo: - “Yo quisiera pedirle, profesor, que a ese factor "C" lo pusiéramos con mayúscula”. - “ Con mayúscula?” le dije. - “Sí, respondió. Porque para mí el factor "C" es el factor Cristo, porque el cristianismo es el llamado a la solidaridad, a la unión de los hombres”. En fin... A mi se me había olvidado decirles ésto, pero de hecho, lo ponemos con mayúscula. Pero la idea conceptual, teórica, es que es un elemento de cohesión, de unión, de fuerza, que sin ningún lugar a dudas, tiene una presencia en las empresas, unidades productivas, en las organizaciones comerciales y en las económicas en general. 

Que hace un aporte sustancial a la producción y que por lo tanto es un factor, o sea, es la solidaridad convertida en fuerza productiva. Es el hecho de que hacer las cosas con compañerismo, con unión, cooperación, con solidaridad profunda, hace que aumente el producto, que aumente la eficiencia y la productividad de esas actividades económicas.

¿COMO DESCUBRIMOS EL FACTOR "C" ?

Nosotros, como economistas, descubrimos este factor "C" , haciendo un análisis técnico de muchas organizaciones solidarias en Chile, en las poblaciones populares, donde se habían creado talleres, etc. Íbamos a visitar estas experiencias y no podíamos entender su funcionamiento analizándolas técnicamente con datos. No podíamos entender cómo es que funcionaban, porque no nos cuadraban las cifras, no nos daba el resultado. 

Porque decíamos: los medios materiales con que trabajan y el financiamiento, o sea, el capital es mínimo, casi producen sin capital. Porque no se puede llamar capital unos materiales de desecho, unas mesas viejas, un local que no era un local sino una casita, una pieza. O sea, cero capital o con un bajito capital.

La tecnología, el saber técnico de las señoras, de los jóvenes, de las personas que trabajaban en esas organizaciones era un saber parcial, muy insuficiente, incompleto. No era una tecnología de punta, moderna, sino que era un conocimiento verdadero, popular, de experiencia, pero siempre un conocimiento muy parcial.

La fuerza de trabajo no era la más productiva porque esas experiencias la formaban personas que no encontraban trabajo, porque en realidad sus fuerzas productivas eran menos eficientes. Entonces, no los contrataban por distintas razones: personas de edad, dueñas de casa que tenían dificultades para cumplir horarios de trabajo, en fin, lo que se llama fuerza de trabajo secundaria en la economía.

El financiamiento ni hablar, porque era insignificante. No había plata para hacer las actividades.

La gestión: no eran personas acostumbradas a tomar decisiones, que hubieran hecho estudios de administración de empresas, que fueran ejecutivos, que tuvieran capacidad. Sin embargo, en esas unidades económicas que estaban operando con todos estos factores tan escasos y de baja productividad, la productividad era mucho mayor a la suma de los factores. Entonces, eso para un economista no se entiende, porque la productividad, si es el resultado de la operación de todos los factores, es la suma de la productividad de cada uno de esos factores. Pero no cuadraba en lo absoluto, porque la productividad era mucho más allá, que la productividad normal que se podía esperar de esa fuerza de trabajo, de esa tecnología, de ese capital tan bajo, etc.

Entonces, dijimos: aquí pasa algo, está interviniendo otro elemento productivo que no hemos considerado y vamos a ver cuál es. Y hablando con la gente lo que descubrimos es lo mismo que me han contado acá los compañeros cuando he visitado las experiencias. 

Descubrimos una cosa absolutamente obvia y simple. Y es que lo que da una tremenda fuerza y logra el resultado económico es la solidaridad. Es esa fuerza de hacer las cosas juntos, de hacerlas con espíritu, de hacerlas con unión, con cooperación, que es un factor que empieza a suplir las limitaciones de los otros factores y que logra sacar adelante experiencias por un plus, por un + de productividad enorme que le es inyectado a las unidades económicas. Y, por lo tanto, en teoría económica, no hay más vuelta que reconocer que existe y que es fundamental y entonces lo llamamos factor "C" por las razones que les explicaba anteriormente. Y después nos dimos cuenta de que fue una gran idea llamarlo factor "C", porque llamarlo solidaridad , no sé, pero, se manosea tanto esta palabra, se usa para tantas cosas, que al final no se entiende bien de qué se trata. Y entonces, cuando hablamos del factor "C", no hay que explicar que no se trata de caridad, de beneficencia, sino que es hacer las cosas juntos, que es cooperación, que es una fuerza de unión, que es una fuerza de colectividad y que este elemento hace de esta economía, un economía distinta, una economía solidaria, porque al final es solidaridad. 

Podríamos llamarlo factor “S”, pero, bueno, lo llamamos factor "C" . Este es el descubrimiento principal, digamos, de la práctica de la economía cooperativa, comunitaria, colectiva, en fin, de la economía solidaria. Que no es ningún gran descubrimiento filosófico, porque todo el mundo sabe que allí donde hay unión, hay fuerza y que incluso, ejércitos pequeños, cuando están muy unidos, ganan guerras contra ejércitos más poderosos. O sea, que la solidaridad es una gran fuerza, es una energía poderosa y que cuando esa energía de la vida cotidiana se introduce dentro de la economía, se convierte en un factor altamente poderoso, de alta productividad.

Luis Razeto


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