DEJA IR LOS RESENTIMIENTOS.
¿Qué es lo que genera ira y molestia después de una pelea fuerte? Generalmente, una extensa lista mental donde se detallan todos los motivos por los cuales la otra persona estaba equivocada y cuan injusta e ilógicamente se comportó contigo. Algo así como: “Tengo derecho a estar molesto cuando -mi hija, suegra, ex marido, jefe, o en quien fuera- ¡me habla de esa forma!”
Pero si estás interesado en vivir una vida llena de Tao, es imperativo que cambies este tipo de pensamientos.
Los resentimientos no provienen de la conducta de la otra parte involucrada en un altercado; no sobreviven y prosperan porque no estás dispuesto a terminar esa pelea con una ofrenda de bondad, amor y perdón auténtico.
SÉ AMABLE, EN LUGAR DE CORRECTO.
Hay un proverbio chino que dice: “Si vas a perseguir la venganza, es mejor que caves dos tumbas”. Lo que te está enseñando es: tus propios resentimientos te destruirán.
El mundo es tal como es. Las personas que se están comportando “mal” en el mundo están haciendo lo que se supone que deben hacer. Puedes procesarlo o verlo de la forma que desees. Si estás lleno de ira por todos esos “problemas”, eres una persona más que contribuye a la contaminación de la ira.
Imagina que alguien te dice algo que para ti es ofensivo y en lugar de optar por el resentimiento, aprendes a despersonalizar lo que acabas de escuchar y a responder con amabilidad.
Estás dispuesto a enviar libremente las más altas vibraciones de amor, paz, alegría, perdón y amabilidad como respuesta a lo que se te presente. Haz todo esto por ti mismo. Prefieres ser amable, en lugar de correcto.
DA, EN LUGAR DE TOMAR.
En medio de discusiones o desacuerdos fuertes, da en lugar de tomar. Dar, implica dejar atrás el ego.
Si bien hay una parte tuya que quiere ganar y mostrar tu superioridad, recuerda que tu naturaleza Tao desea vivir en paz y en armonía.
Si tienes presente lo siguiente, podrás reducir tu tiempo de peleas a casi cero:
Dondequiera que estés, cada vez que sientas emociones fuertes que se agitan dentro de ti, y notes que sientes la necesidad de “estar en lo correcto”, recita en silencio las siguientes palabras de la Oración de San Francisco:
“Donde hay odio, que yo lleve amor; donde hay ofensa, que yo lleve el perdón; donde hay discordia, que yo lleve unión; donde haya duda, que lleve yo la fe. Donde haya error, que lleve yo la verdad; donde haya desesperación, que lleve yo la alegría; donde haya tinieblas, que lleve yo la luz”.
Lee estas palabras a diario; te ayudarán a superar las demandas de tu ego y a conocer la plenitud de la vida.
“Donde hay odio, que yo lleve amor; donde hay ofensa, que yo lleve el perdón; donde hay discordia, que yo lleve unión; donde haya duda, que lleve yo la fe”.
DEJA DE BUSCAR OCASIONES PARA SENTIRTE OFENDIDO.
Cuando vives por debajo de los niveles ordinarios de consciencia, pasas una gran cantidad de tiempo y energía buscando oportunidades para sentirte ofendido. Un reporte del noticiero, un extraño maleducado, alguien que está insultando, un estornudo, una nube negra: cualquier cosa servirá si estás buscando una ocasión para enojarte.
Conviértete en una persona que se niega a sentirse ofendida por cualquiera, cualquier cosa o cualquier conjunto de circunstancias.
Si tienes suficiente fe en tus propias creencias, encontrarás que es imposible sentirte ofendido por las creencias y la conducta de los demás.
No sentirte ofendido es una forma de decir: “Tengo el control sobre cómo me voy a sentir, y elijo sentirme en paz sin importar lo que observe”.
Cuando te sientes ofendido, reconoce que es ahí cuando estás juzgando a otra persona: por insensible, arrogante, desconsiderada, insensata o lo que fuere, y luego te sientes molesto y ofendido por tu conducta.
Suelta y mira con ojos de paz y armonía en tu corazón.
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