viernes, 18 de octubre de 2019

Inteligencia artificial y psicología, ¿cuál es su vínculo?

La inteligencia artificial y la psicología empiezan a formar una simbiosis muy productiva. Sin embargo, su desarrollo no deja de llevar aparejados retos complicados, como la definición de unas normas que regulen su servidumbre social.
Inteligencia artificial y psicología se relacionan de forma estrecha. A lo largo de este artículo, profundizaremos en la definición y consecuencias de esta relación. ¡Acompáñanos por este recorrido!
Comencemos por definir a cada una de estas disciplinas. La psicología, según la Real Academia Española (RAE) es, «la ciencia o estudio de la mente y la conducta en personas o animales». Y la inteligencia artificial es «una disciplina científica que se ocupa de crear programas informáticos que ejecutan operaciones comparables a las que realiza la mente humana, como el aprendizaje o el razonamiento lógico», según la RAE.
«El aspecto más triste de la vida en este momento es que la ciencia reúne el conocimiento más rápido de lo que la sociedad reúne la sabiduría».
-Isaac Asimov-
Mente de una mujer con símbolos digitales

Ramas de la psicología que se asocian con la inteligencia artificial

La psicología y la inteligencia artificial están conectadas. Ambas apuntan a los procesos mentales, el comportamiento y las emociones. Sin embargo, son disciplinas distintas, lo que no significa que no puedan compenetrarse.
Veamos las ramas de la psicología que se asocian a la inteligencia artificial:
  • Psicología educativa. Se presenta innovación pedagógica para abordar el aprendizaje de forma distinta, pero efectiva. Para ello, se utilizan elementos de la inteligencia artificial, por ejemplo, sistemas de tutores inteligentes, robótica educativa y neuroeducación.
  • Neurociencias. La inteligencia artificial potencia la investigación en este campo.
  • Clínica. ¿Será psicólogo será reemplazado por robots?
  • Psicología cognitiva. Su origen estuvo influenciado por paradigmas cibernéticos. Además, ha influenciado la comprensión sobre las capacidades humanas. De hecho, actualmente, desde la investigación se están generando diversos aportes al respecto. Por ejemplo, Ramos Franco en su artículo «Psicología cognitiva e inteligencia artificial: mitos y verdades» nos muestra los procesos por los que ha atravesado la psicología como ciencia, y su conexión con el contexto del trabajo interdisciplinario con la inteligencia artificial, ciencias que según el autor se han influenciado mutuamente.
  • Organizacional. Uno de los desafíos de esta rama de la psicología es potenciar el proceso de selección a través de sistemas de inteligencia artificial.
  • Forense. Se puede favorecer de la inteligencia artificial mediante simulaciones de delitos.
Como puedes ver, son muchos los campos de la psicología que se pueden nutrir de la inteligencia artificial. Por otro lado, podemos ver los aportes de ambas a otras áreas a la investigación. Carlos González Tardón, licenciado en psicología, nos muestra en su artículo cómo se puede intervenir en la psicología y psicoterapia con seres simulados, proporcionándonos información sobre nuevas herramientas en psicología experimental.

Inteligencia artificial y psicología en la psicoterapia actual y del futuro

Actualmente, ya se ven los progresos de la inteligencia artificial utilizados para favorecer los procesos terapéuticos. Maravilloso, ¿verdad? Ideas que antes solo encontraban lugar en nuestra imaginación, ahora empiezan a tomar contacto con la realidad.
Por un lado, se están haciendo proyectos de robots capaces de reconocer emociones que faciliten la vida de algunas personas. Hablamos de los robots asistenciales que sean capaces, por ejemplo, de acompañar a las personas que cuentan con la enfermedad de Alzheimer. Además, hay otros proyectos para hacer más fácil la vida de quienes necesitan asistencia para la movilidad. ¡Increíble!
Ahora bien, no solo se trata de robots con características humanas. También se utilizan sistemas de inteligencia artificial para procesos psicoterapéuticos. Por ejemplo, se trabaja a través de la realidad virtual con personas con estrés postraumático.
Mano tocando la cabeza de una mujer

Cuestiones éticas

La idea de contar con métodos revolucionarios que propicien nuestro bienestar puede sonar maravillosa. Sin embargo, también entraña problemas éticos que tenemos que resolver si queremos que se integren todavía más en el paisaje cotidiano.
No cabe duda de que la ayuda tecnológica puede mejorar la calidad de vida de muchas personas. Cada vez vivimos más años y las familias están más disgregadas, mientras que el tiempo parece comprimirse en la creciente cantidad de frentes abiertos con los que contamos.
Así, por ejemplo, cuando instalamos un programa en nuestro ordenador o una aplicación en nuestro móvil pactamos unas condiciones que pocas veces leemos. Pensamos que si las acepta la mayoría, será que las podremos asumir. De esta manera estamos concediendo en muchas ocasiones privilegios que se nos escapan.
De alguna manera, delegamos en otros una revisión que deberíamos hacer nosotros. En otro plano, vemos cómo funcionan las redes sociales. Muros de publicaciones de nuestros amigos rodeadas de publicidad y de intereses comerciales. Lugares de encuentro gestionados por iniciativas económicas deseosas de saber nuestros gustos e intereses para rentabilizar sus productos.
Por otro lado, todo psicólogo en su profesión se rige por un código deontológico. Es consciente de que existen unas normas y que, de transgredirlas, tendrá que responder ante la autoridad pertinente. Hablamos de una consciencia que difícilmente puede alcanzar una máquina.
Resumiendo, en la asociación entre inteligencia artificial y psicología, quizás los dos grandes peligros sean: compartir datos demasiado sensibles con una máquina programada en un lenguaje que el usuario no conoce y la falta de conciencia de unas normas -código deontológico- que deben regular determinados servicios, prestaciones o actividades.
María Alejandra Castro

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