Muchas personas no logran concentrarse con la fuerza necesaria para liberar su poder personal.
Carecen de la energía suficiente para liberar su completo potencial.
Sin embargo lo que sobra en el Universo en energía.
Porque el mismo Universo está hecho de energía inteligente.
Pero cuando los humanos experimentan la dualidad pueden caer tanto en el lado de la fuerza como en el lado de la debilidad.
Y ambas experiencias son necesarias para que el juego de la polaridad siempre se mantenga funcionando.
Si quitamos la debilidad de la ecuación no será posible manifestar la fuerza.
Por esa razón San Pablo declaró: "en mi debilidad está mi fuerza".
No puede existir noche sin día, ni éxito sin fracaso.
La verdadera fuerza surge de la debilidad.
De la experiencia de la debilidad.
Quien la experimenta desarrolla un poderoso deseo de volverse fuerte.
De la misma forma que cuando alguien tiene un fuerte dolor físico anhela el alivio.
Yin y yang se nutren y vivifican mutuamente.
Es así la maravilla y por eso no hay que luchar contra nada.
La gente no consigue concentrarse porque está muy dispersa.
Su energía se dispersa porque se nutren con comida sin calidad.
El azúcar, el alcohol, los refrescos, los postres, los jugos de fruta y otros excesos van minando las fuerzas personales y así no es posible lograr una poderosa concentración de nuestras grandes capacidades.
¿Cómo va a concentrarse poderosamente quien se nutre de pan blanco y pastas hechas con harinas pulidas y blanqueadas?
Ellos van a la universidad con el propósito de triunfar pero con esa forma de comer (que es además la que sirven en la cafetería de la universidad) ya comprometieron sus posibilidades de éxito.
Sólo una minoría dotada de una gran genética o aquellos que han tenido la fortuna de tener padres sabios que los han nutrido con alimentos de alta calidad tendrán la fuerza necesaria para concentrar sus poderes naturales y llevarlos hasta niveles de maestría.
Y así muchos se quejan de las desigualdades que hay en el mundo.
Pero debido a nuestra forma de nutrirnos podremos alcanzar o no la energía necesaria para remontar vuelo.
De la misma forma que un avión alcanza la velocidad necesaria para despegarse del suelo y lograr su ascenso hacia los cielos.
Casi todos los aviones logran el anhelado ascenso.
Pero pocos humanos logran ascender hacia sus sueños.
Pero a los aviones les ponen el mejor combustible para aviones.
Y la mayor parte de las personas se nutren con todo lo que los debilita.
Y después se quejan de las desigualdades que hay en el mundo.
-Martín Macedo-
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