Hay una vía rápida hacia la salud infinita.
Y también hay una vía lenta.
Debe ser así porque estamos en la dualidad.
Siempre todo tiene dos aspectos, dos posibilidades, dos expresiones opuestas.
Pero ambas expresiones aunque opuestas son un producto de la inteligencia infinita.
Y por esa razón ambas son magníficas.
Hay ganancia en ambas.
Cuando Robinson Crusoe naufragó y llegó a su isla en el año 1659 estaba completamente solo porque todos sus compañeros murieron en el naufragio.
Tenía 25 años y sabía que esa isla no era frecuentada por los barcos que hacían la travesía entre América y Europa.
Así que se dijo: "voy a estar muchos años en esta isla".
Y estuvo 27 años sin poder dejar su isla; y no tuvo contacto con otros seres humanos durante más de 20 años.
Ese tipo de diálogo interno lo atascó a su isla.
Si Robinson hubiera conocido la metafísica hubiera empleado otro tipo de diálogo interno: "pronto saldré de esta isla, sé que vendrá alguna persona que me ayudará a volver a Inglaterra y en algunos meses estaré nuevamente en casa".
La dualidad puso en su vida ambas posibilidades y ambas maravillosas.
Una vía lenta para salir que lo retuvo 27 años en una isla solitaria y una vía rápida que lo hubiera llevado a su pronta liberación en algunas semanas o a lo sumo algunos meses.
Pero ambas vías son magníficas.
La vía lenta hizo posible la increíble historia de "Robinson Crusoe" que hasta hoy en día nos conmueve.
Y la vía rápida también hubiera sido maravillosa al permitirle vivir la vida que él deseaba en vez de estar prisionero y aislado casi toda su vida entre los 25 y los 52 años de edad.
Así de poderoso es nuestro diálogo interno.
Una formulación errónea de nuestra oración nos puede atar a una isla solitaria durante décadas, como le ocurrió a él.
Si nos decimos que la vía hacia la salud infinita es muy difícil, larga y sacrificada, la gran inteligencia nos pondrá en esa opción de la dualidad.
Pero si cambiamos la formulación de la oración y estudiamos el Orden del Universo accederemos a la vía rápida que nos dará la libertad infinita como lo enseñaba Ohsawa.
La macrobiótica es la vía rápida hacia la salud infinita.
En algunas semanas o a lo sumo algunos meses transforma completamente nuestra mente y la calidad de la sangre.
Pero la dieta cetogénica, la paleolítica, o la dieta frugívora que también buscan la salud infinita, implican un largo rodeo, enorme, extenso y que nos puede llevar los mejores años de nuestra vida.
Pero gracias a los voluntarios entusiastas de estas vías, se han escrito maravillosos textos sobre nutrición en base a sus hallazgos y descubrimientos.
Así que siempre hay ganancia; la dualidad es siempre perfecta; porque yin y yang surgen y siempre regresan a la fuente de la sabiduría infinita.
-Martín Macedo-
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