martes, 1 de octubre de 2019

"Debes besar a muchos sapos antes de encontrar a una princesa".

"Debes besar a muchos sapos antes de encontrar a una princesa".
Esto dijo Robert Kiyosaki para ilustrar el proceso que lleva al éxito en los bienes raíces.
Cuando volvió de la guerra donde sirvió como piloto de la fuerza aérea, tomó un curso de bienes raíces que duró 3 días y le costó todos sus ingresos de un mes.
Al finalizar el curso junto con otros 30 estudiantes, el profesor les dijo que en clase no aprenderían nada, porque el aprendizaje lo obtendrían al entrar en acción.
Y los organizó en grupos de 3 o 4 alumnos y los envió a visitar 100 propiedades en venta para hacer un informe sobre ventajas e inconvenientes de cada una de ellas.
Y si no encontraban ninguna que fuera realmente buena, que valiera la pena para adquirir como inversión, debían comenzar todo el proceso de nuevo.
Visitar otras 100 y volver a hacer un informe con los pro y contras de cada una para hallar a una realmente valiosa.
Y esa es la razón por la cual pocas personas se vuelven ricas; porque no todas están dispuestas a pasar por todo el proceso.
Los cursos de Kiyosaki son apreciados en todo el mundo, es considerado un genio de las finanzas.
Pero enseña principios simples.
Es importante perseverar; es importante fallar muchas veces antes de desarrollar la habilidad suficiente para triunfar.
Por ese motivo en las culturas más antiguas y sabias del mundo no aprecian el éxito fácil y rápido.
Porque se trata de un éxito sin valor.
Sin proceso.
Y sin proceso, fácilmente, no se genera la fuerza y sin la fuerza no se sostiene nada que tenga verdadero valor.
También en el tratamiento de la enfermedad.
Muchos quieren curar las piedras en el riñón o en la vesícula tomando una hierba o el jugo de alguna verdura durante unas pocas semanas.
Y si logran el éxito lo consideran una bendición infinita.
Y la noticia corre a gran velocidad de un lugar a otro....."ha ocurrido una cura milagrosa".
Todos se sienten atraídos por ese tipo de curas rápidas y fáciles.
Nadie quiere besar a 100 sapos.
Todos quieren a la princesa en el primer o segundo intento.
Y si alguien lo consigue todos le preguntan: ¿cómo lo hiciste?
Pero no es un verdadero triunfo.
Porque la verdadera destreza se consigue luego de cientos, miles de intentos.
Los necesarios para que el cerebro construya las rutas neurales necesarias para la adquisición de las fantásticas habilidades que únicamente consigue quien ha trabajado en forma persistente durante un largo proceso.
Y por eso hay que agradecer a los numerosos sapos; porque cada uno tiene una enseñanza valiosa para compartir.
Algo que necesitamos aprender antes de convertirnos en genios.

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