¿Has notado cómo a veces una entrevista dice más sobre la persona que hace las preguntas que sobre el entrevistado? Me entrevistaron para unas revistas y programas de noticias recientemente. Siempre agradezco la oportunidad de hablar sobre las cosas que me apasionan: Kabbalah, Espiritualidad Global y la creación de comunidades alrededor del mundo con las que las personas puedan ser iluminadas y apoyarse entre ellas dentro de un ambiente de amistad y unidad. Pero el enfoque suele estar más en las preguntas que en las respuestas. Por ejemplo, alguien podría preguntar: “¿Quién eres? ¿En qué crees?”, y otra persona puede preguntar: “¿Quién crees que eres? ¿Qué sabes?”. Las preguntas buscan las mismas respuestas, sin embargo, una es hecha con curiosidad genuina y disposición a aprender, mientras que la otra es hecha duramente y en modo combativo.
Entonces… ¿una está bien y la otra está mal? No necesariamente. De hecho, una dosis saludable de escepticismo puede ser buena en determinadas situaciones. Lo que me parece fascinante es cómo una simple idea preconcebida puede enfrascarnos en determinadas maneras de pensar. Nuestra capacidad de aprender está limitada sólo por lo que creemos que ya sabemos.
Esta idea de parcialidad no está reservada al periodismo. Juzgar prematuramente a una persona o a una situación a primera vista es parte de la naturaleza humana. Desgraciadamente, a veces lo hacemos incluso antes de estar de cara a ellas. Pensamos: “Esta es buena” y “esta es mala”. Pensamos que lo que vemos es la verdad absoluta, pero no. Lo que vemos es el resultado de lo que creemos que es verdad.
Esto me hace recordar una famosa parábola, una historia sobre un estudiante que fue a encontrarse con su maestro por primera vez. El maestro le sirve una taza de té y, mientras la llena, la taza del estudiante comienza a desbordarse. A pesar de eso, el maestro continúa vertiendo té. El estudiante se sobresalta, ¡y con toda razón! ¡Está cubierto de té y el maestro sigue vertiendo! “¿Qué haces?”, le pregunta al maestro.
"Tú eres como esta taza”, responde el sabio. “No puedo enseñarte hasta que estés libre de todo lo que crees que ya sabes”.
En la porción de esta semana Shlaj Lejá, el Creador les dice a los israelitas: “Vayan a la tierra de Israel. Será bueno para ustedes”. No obstante, cuando Moshé envío hombres para que espiaran en la tierra, ellos regresaron con reportes de que era un lugar terrible. Hay muchos comentarios sobre este tema. Algunos creen que los espías mintieron porque sabían que ir a Israel significaría perder a Moshé como líder y tenían miedo. Otros creen que la causa fue su propio ego. En cualquier caso, lo que vieron se basaba en sus propias creencias llenas de miedo. Creyeron que ir a Israel sería su ruina, por eso cuando contemplaron la tierra, todo lo que vieron fue negativo.
A nosotros nos ocurre igual. Lo que creemos que es negativo, seguramente lo veremos y experimentaremos así. Mientras que, cuando sabemos que la mano del Creador está en todo y reconocemos la Luz que mora dentro de todas las personas y circunstancias, vemos lo bueno y, por lo tanto, podemos experimentar lo bueno.
Esta semana, vacía tu taza. Olvida lo que crees saber. Mantente abierto a ver a la gente como nunca antes. Ten disposición a intentar cosas nuevas. Libérate de ideas preconcebidas y adéntrate en toda situación sabiendo que será para mejor. No necesitamos ser periodistas para beneficiarnos de dejar nuestra predisposición, juicios y prejuicios.
Esta también es una poderosa semana para nutrir nuestra autoestima. Recuerda que lo que otros dicen y creen sobre ti dice más de ellos que de ti. ¡Y viceversa! Lo que crees que es cierto sobre los demás dice más de ti que de ellos.
Cuando sabemos que hay bondad en todas las cosas y todas las personas, siempre viviremos lo mejor que la vida tiene para ofrecernos.
Karen Berg
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