Mastica muy bien cada bocado.
Porque es un entrenamiento para la voluntad infinita.
No es fácil pero nos hace muy fuertes.
Aumenta la salud al optimizar la asimilación.
Y el carácter se afirma.
Nos libera de inercias destructivas.
Como un esclavo que rompe las cuerdas que lo atan con la fuerza de su mordida.
El pez por la boca muere, pero por la boca se libera.
Lincoln liberó a los esclavos mediante leyes civiles.
Pero todavía falta liberar a millones de esclavos de sus bocas.
Pero tenemos la llave de la libertad.
Mastiquemos perfectamente cada bocado y construyamos un nuevo cuerpo y una nueva vida.
-Martín Macedo-
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