Hagamos que nuestra chispa divina se convierta en un fuego poderoso y estable.
Un fuego divino que ilumine al mundo.
¿Qué necesita la chispa para convertirse en una llama ardiente?
Oxígeno: respiremos sabiamente y profundamente
Combustible: los alimentos más saludables tomados con gratitud y conciencia.
Propósito: abracemos un propósito grande y emocionante.
Pasión: pongamos todo el poder y toda la voluntad en cada acto y pensamiento.
Y así nuestro fuego divino arderá e iluminará al mundo.
Y habremos cumplido el sueño de todas las chispas.
-Martín Macedo-
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