La salud infinita tiene un alto precio.
¿Mil dólares?
¿Diez mil?
¿Un millón de dólares?
Mucho más.
Sólo los más ricos del mundo lo pueden pagar.
El precio de la salud infinita es la disciplina infinita.
Y sólo los más ambiciosos y apasionados del mundo pagarán por ella y la tendrán.
Sin embargo, cualquier corazón que bombea sangre caliente puede alcanzarla.
Pero debe desearla con un deseo ardiente.
-Martín Macedo-
No hay comentarios:
Publicar un comentario