domingo, 21 de junio de 2020

Los cabellos son las raíces del cielo

La inteligencia infinita nos ha otorgado magníficas antenas receptoras para conectarnos con la sabiduría de la naturaleza.
¿Y nosotros qué hacemos ?
Las cortamos, nos rasuramos, barba, bigotes, cabellos, axilas como si fueran errores biológicos.
No es muy diferente que quitar el apéndice, el bazo, las amígdalas o ganglios linfáticos, alegando que la ciencia aún no tiene claro cuál es su función.
Si causan incomodidad se los corta y tira como si fueran despojos.
En las culturas tradicionales tanto hombres como mujeres usaban largas cabelleras y se las cuidaban con gran esmero.
Y a los grandes sabios de la antigüedad los vemos con sus barbas blancas y largos cabellos.
Incluso papá Noel personificación de la bondad y generosidad ostenta con orgullo estos órganos naturales.
Cuando un ejército derrotaba a otro, a los prisioneros se los rapaba para diferenciarlos de los soldados vencedores.
Hay una relación en la diagnosis oriental entre las vellosidades intestinales y los cabellos.
Los cabellos son las raíces del cielo y las vellosidades intestinales son las raíces de la tierra.
Quien no tiene cabellos tiene dificultades para conectarse con la comida "celeste", la intuición y el conocimiento espiritual.
Pero puede compensar su falta de cabellos con una barba abundante.
Rasurarse todos los días es un acto quirúrgico diario.
Las personas "normales" se rasuran para encajar con el modelo de éxito profesional, impecable, inmaculado y "prolijo".
Pero en general este tipo de de personas son insensibles a los asuntos espirituales y tienen dificultades para su crecimiento.
Excepto la estricta secta del zen, las personas que se dedican al cultivo de sus poderes espirituales usan barbas abundantes y largas cabelleras.
La inteligencia infinita nos hace preciosos regalos todos los días.
Nos regala el frio, el calor, el agua del mar, la calidez del sol y una gran cantidad de situaciones difíciles para que desarrollemos nuestras capacidades hasta el infinito.
Pero rechazamos estos regalos, porque preferimos los regalos que podemos adquirir en el centro comercial más cercano.

-Martín Macedo-

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