miércoles, 10 de junio de 2020

La felicidad no es individual, es colectiva


Durante siglos los seres humanos desearon acumular riquezas. Se hicieron guerras para atesorar bienes materiales.  Se crearon imperios para apoderarse de los recursos de otras personas de otros países. La historia de la humanidad está hecha en gran parte de los esfuerzos de unos por sacarle a los otros. 

El humano en este sentido es un ser todavía primitivo, con un mínimo desarrollo espiritual, y por eso no encuentra otra forma de asegurar su supervivencia que no sea tomando por la fuerza los recursos de sus hermanos humanos. 

Esto ha sido así desde hace miles de años.  Y luego de infinitos intentos los humanos se han vuelto muy hábiles en el arte de despojar a otros humanos de sus recursos.  Esto ha llegado a un punto culminante en este momento histórico. 

Hemos llegado a un límite intolerable; este proceso de despojar y saquear ha llegado a un extremo. Y cuando se llega a un extremo hay una explosión. Según los expertos en el año 2015 se llegó a esta situación límite. 

El 1% de las personas, por primera vez en la historia del mundo acumula más bienes y recursos materiales que el 99% restante. Y sólo el 1% de esta minoría (el 1% del 1%) tiene casi toda la riqueza. Son unas 20 o 30 personas que acaparan más riqueza de la que pueden utilizar. Esto es una enfermedad mental. 

El escritor Joe Vitale, experto en la Ley de Atracción nos dice que su método es tan efectivo que pasó de vivir como indigente a tener tanto dinero que ahora tiene más automóviles de los que puede conducir. 

Esto es enfermizo.  Se pueden tener dos, tres autos si uno los utiliza.  Pero tener 8 coches solamente para impresionar a los demás no tiene sentido. Este es un simple ejemplo de esa tendencia enfermiza a acumular, coleccionar, acaparar cosas que no se usan porque no se tiene ni tiempo ni energía para utilizarlas. 

Podemos tener abundancia de recursos siempre y cuando los utilicemos para nuestra felicidad y bienestar. Pero convertirnos en coleccionistas, acaparadores, acumuladores de dinero, cosas y recursos indica un sentimiento de miedo a la carencia, por eso las guardan. 

Y cuando los más hábiles se dedican a crear tácticas para quitarle los recursos a los otros dejándolos en la miseria comprendemos lo corrupto e insostenible que es este modelo económico basado en acaparar sin amor y sin considerar el bienestar de los demás. 

Y por esta razón se está desmoronando el actual sistema financiero como está ocurriendo en todos los mercados del mundo.  Será como un terremoto que traerá destrucción pero a partir de las cenizas surgirá un nuevo modelo económico más sano basado en la felicidad de todos. 

Porque la felicidad no es individual, es colectiva. 

-Martín Macedo-

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