domingo, 28 de junio de 2020

¿Casualidades o causalidades?

No existen las coincidencias. Tan sólo la ilusión de que existen las coincidencias. De hecho, «la ley de la sincronicidad» también ha descubierto que «nuestro sistema de creencias y, por ende, nuestra manera de pensar, determinan en última instancia no sólo nuestra identidad, sino también nuestras circunstancias». Por ejemplo, que si somos personas inseguras y miedosas, atraeremos a nuestra vida situaciones inciertas que nos permitan entrenar los músculos de la confianza y la valentía. Así, los sucesos externos que forman parte de nuestra existencia suelen ser un reflejo de nuestros procesos emocionales internos. De ahí la importancia de conocernos a nosotros mismos para cuestionar, comprender y trascender nuestra ignorancia e inconsciencia.
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Si bien es cierto que algunas ramas esotéricas tienden a vulgarizar y banalizar este tipo de teorías, «la ley del karma» afirma, en esencia, que «todo lo que pensamos, decimos y hacemos tiene consecuencias». De ahí que en el caso de que cometamos errores, obtengamos resultados de malestar que nos permitan darnos cuenta de que hemos errado, pudiendo así aprender y evolucionar. Y en paralelo, en el caso de que cometamos aciertos, cosechemos efectos de bienestar que nos permitan verificar que estamos viviendo con comprensión, discernimiento y sabiduría.
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Esta es la razón por la que los sucesos que componen nuestra existencia no están regidos por la «casualidad», sino por la «causalidad». Según «la ley del karma», cada uno de nosotros «recibe lo que da». Esta visión de la realidad elimina toda posibilidad de caer en las garras del inútil y peligroso victimismo. Lo queramos o no ver, somos co-responsables y co-creadores de lo que sucede en nuestra existencia.

Borja Vilaseca

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