sábado, 6 de junio de 2020

La causa de todas las causas.

Antes que nos olvidemos de la "pandemia" (sea real o imaginaria como algunos proponen), como hemos hecho con la mayoría de las crisis y eventos extremos en nuestra historia personal y en el de la humanidad, continúo con el análisis de la información que, generosamente nos muestra ésta y cualquier tipo de evento. Obviamente que no es gratuita. Requerimos pagar costos asociados: aisla-miento, personas hospitalizadas, muertes, economía paralizada, parate generalizado, confusión, miedo, paranoias, vieja normalidad vs. nueva normalidad, etc. 

Lo que es cierto que, hasta el momento, es nada o casi nada lo que escuchamos sobre la verdadera causa de la misma. No sabemos o no queremos saber el origen real y verdadero del evento. ¿Será que evitamos ser interpelados en nuestras decisiones desintegras que trajeron estos lodos?. La casi totalidad del análisis ubican al evento en el nivel físico y las respuestas sanadoras también son físicas. Propuestas de prevención y/o erradicación del síntoma y no mucho más. Se nos invita a buscar protección externa que nos salve: aisla-miento social, mascarillas, jabón y geles hidroalcohólicos, etc. Al mismo tiempo se comienza a hablar de una solución que también vendría de afuera: un futuro trata-miento farmacológico o una vacuna. Algunas propuestas más avanzadas explican que todos tenemos la capacidad de fortalecer naturalmente el sistema inmunológico en unas pocas semanas. Esto ciertamente no evitaría la propagación del virus nos dicen, pero si fortalecería nuestras defensas contra él y, por lo tanto, reduciría la proporción de casos graves, para sanar mucho más rápido en el hogar y en lo público. Pero ninguna mención a la búsqueda de la razón pura y original del evento. 

Por este camino no avanzaremos hacia la incorporación de formas de ser efectivas que nos aporte mayor y más calidad de vida. Reitero que, desde la Mirada de la Responsabilidad Extrema -MRE-, la causa de todas las causas está más allá de lo físico. Y ahí requerimos llegar si pretendemos otras formas de vida plenas y dichosas. Para los que aún no están al tanto de la Mirada de la Responsabilidad Extrema es un paradigma de la Responsabilidad, que plantea que los Seres Humanos somos la CAUSA de todo lo que recibimos, lo que nos suma o lo que nos resta en éste aquí y ahora (y aclaro que a mediano y largo plazo todo suma, siempre). Significa comprender que generamos todo lo que recibimos en nuestras vidas, a partir de quién estamos siendo o de quien hemos sido en el pasado aún aquello que desde la mirada física (la mirada de los 5 sentidos), pareciera no tener nada que ver con nosotros. Los eventos (los llamados “accidentes”, “enfermedades”, “robos”, etc.) y los personajes (personas con quien con vinculamos) que “recibimos” no “nos pasan”, los eventos “no pasan”, los eventos cuando los “recibimos”, significa que los estamos generando a partir de quién estamos siendo o de quien estuvimos siendo. 

Todo lo que generamos los seres humanos en el pasado y en el Aquí y Ahora de nuestra vida está directamente relacionado con lo que emitimos, con lo que estamos generando, y desde esta perspectiva no hay una milésima de algo que recibamos que no lo hayamos generado nosotros, sea lo que sea que estemos recibiendo. Incorporar la Mirada de Responsabilidad Extrema en nuestras vidas implica, además de que somos causa de todos los eventos que generamos, comprender los mecanismos por los cuales causamos lo que causamos. Estos mecanismos tienen que ver con formas de ser y quienes elegimos ser en el ejercicio de nuestro albedrío, Es decir si nos paramos en formas de ser íntegras, en todo aquello que genera una “energía” limpia, genuina, armoniosa, fresca y despejada que honra la vida o en formas de ser desintegras, todo aquello que genera una energía y vibración turbia, nociva y des-honra la vida.

Para los que nos alineamos al paradigma de la MRE es imprescindible trascender la mirada física y acercarnos lo más que podamos a la verdadera causa del quiebre. De no ser así inevitablemente eventos como este se reiterarán en el tiempo hasta que en algún momento de esta larga siesta como humanidad, despertemos y transformemos nuestra naturaleza egocéntrica y más primitiva, en formas de ser amorosas y responsables y de una convivencia respetuosa entre todos los seres sintientes del planeta, en definitiva que la conciencia planetaria se eleve un escalón más. Un minúsculo grupo de personas planteamos que es nuestra actitud hacia nosotros mismos y hacia los demás, en esta vida o en vidas anteriores, la causa de todas las causas. Me consta que a la mayoría de la población esta interpretación no les funciona y siguen desconociendo que la causa pueda estar en nosotros, los humanos. Son formas de ser desintegras que impactan en las personas y en el planeta con quiebres que restan en el aquí y ahora, sabiendo, como mencioné anteriormente, que a la larga siempre suman, como es el caso de la actual situación de "pandemia" que, a partir del quiebre, podemos generar información de valor para una posible elevación de la conciencia.

Algunos hablan de la "pandemia" como un evento que parece neutro e inocente pero ciertamente no lo es. Otros dicen que está ahí, es inevitable y está bien, lo veo y lo asumo y sigo adelante. Para unos pocos es una invención del grupo dominante (el 1 por ciento de la población del mundo) que pretenden dominar a los humanos haciendo de este evento una cortina de humo para seguir con su estrategia de control absoluto sobre el mismo y en particular de la mente humana. Pues bien, solo reconocer cualquiera de las alternativas no es suficiente y hasta irresponsable. Independiente del origen que le demos seguimos sin rozar la causa de todas las causas, Requerimos asumir y avanzar hacia una explicita declaración y una certeza interna y externa, individual y colectiva del quiebre y dejarnos impactar por la información que seguramente interpelará directamente al ego y que no siempre es de nuestro agrado y generalmente nos molesta. Por eso la rechazamos y lo negamos. Comprender que finalmente si lo estamos recibiendo es porque así lo generamos, así lo causamos, es el inicio de la comprensión de dónde está el punto. ¿No vemos que lo estamos recibiendo?, insisto que en este punto no es relevante el origen del evento. Indistintamente de su origen, tenemos responsabilidad sobre el mismo ya sea por omisión, por sumisión o por reacción reactiva. La "pandemia" no nació así de la nada de forma repetina. Aún, a partir de la idea que manejan algunos en que todo esto es una farsa, somos los seres humanos responsables de su generación. Hay un proceso de desintegridades individuales y colectivas que lo fundamenta. Es la certeza absoluta de que el evento que estamos recibiendo y corta nuestra fluidez y nuestra cotidianidad, lo estamos recibiendo producto de lo que emitimos anteriormente a través de nuestras formas de ser, formas de pensar y de nuestras acciones a nivel individual y/o colectivo. 

Este es un paso imprescindible. Tomar conciencia de nuestra responsabilidad en el origen del evento nos protege ante la tentación del victimismo y nos da poder. Sin embargo en este estado de conciencia (con la declaración del quiebre) aún seguimos siendo efecto hasta tanto no lo procesemos y con esfuerzo, en base a ensayo y error, se transforme en lo que se denomina ECO, esto es, declaro que soy causa y comienzo a identificar el origen del quiebre, que es la próxima etapa del proceso. Es el momento donde dejamos de ser el efecto y nos encaminamos a identificar la causa en las formas de pensar, en las acciones y eventos. Y de que forma concreta generamos el quiebre inicial y por ende visualizamos el llamado ECO. Es así como automáticamente creamos una conexión con la realidad e identificamos lo que generamos para atraer el ECO recibido. Cuando estamos parados en el ECO tenemos la certeza e identificamos que nos inclinamos hacia la ¨desintegridad¨. Comprendemos que provocamos un desequilibrio en nuestra integridad en las diferentes áreas de nuestra vida, en la relación de pareja, en la familia, con nuestros hijos, en el área laboral, en la relación con los otros, en el vinculo con la naturaleza, en nuestra relación con la sociedad, etc. Se trata de poner un lente de  aumento en todas las áreas de mi vida y las decisiones que me llevaron a la situación actual. La mayor parte del trabajo de reflexión y búsqueda se realiza con algún profesional, que, alineado a la MRE, nos apoye en la tarea. Es reconocer mis propias desintegridades y como, en algunos casos, pospongo decisiones que significan dejar situaciones tóxicas y que desequilibran mi estar en el mundo, pero nos mantiene cómodos, es un proceso por momentos doloroso y que nos cuesta soltar.

Sigo apostando, sin embargo, a que cada vez más personas podamos convertir la interpretación que estoy presentando en tesoro para nuestras vidas, aceptarlo y empezar nuestra propia transformación y contribuir a la transformación de la sociedad. Requerimos saber que, desde la MRE, nuestra salud, por ejemplo, no está relacionada únicamente y directamente con todas las medidas sanitarias que las autoridades nos encomendaron incorporar, tampoco con los alimentos que comemos o con la actividad física que desarrollemos. En realidad, ni siquiera tiene que ver con el ADN o los genes. Éstas son simplemente las vías utilizadas para cargar una historia de des-integridades sobre nosotros, una carga que tiene su origen en nuestras propias acciones egocéntricas, intolerantes y desintegras. Quién activa el desequilibrio (llamada enfermedad) y permite que esos alimentos o genes o lo que sea contribuyan al desajuste físico o al desequilibrio psíquico o incluso a la muerte física prematura, somos nosotros con nuestras decisiones y actitudes desintegras. 

Para ilustrar esto y saliendo un instante de la pandemia y del tema salud, voy a reproducir un ejemplo presentado en notas anteriores de la vida cotidiana y por cierto polémico pero interesante para ilustrar la relación entre causa y efecto. "Un asaltante desconocido dispara a un individuo en un callejón oscuro, matándolo al instante. El informe final de la policía describe con precisión cómo la bala causó el daño, abriéndose paso por aquel hueso y aquel otro tejido". Los informativos informan sobre el suceso solo con datos que además de repetitivos y aburridos no agregan ni arriesgan interpretación ninguna del evento. Una información bastante inútil, ¿cierto? ¿Por qué? Porque la próxima semana el asesino atacará de nuevo, disparando y matando a otra persona. Esta vez obtendremos otro informe policial que explicará cómo esta vez la bala hizo estragos en la nueva "víctima". 

Pero, ¿a quién le interesa la física de la balas atravesando la carne y el hueso humano? Cual es el aporte de esa información?. La pistola es solo un arma, un vehículo. La bala es simplemente otra arma. Quienes nos paramos en la Certeza de la RESPONSABILIDAD EXTREMA sabemos automáticamente, que, quien recibió las balas, generó ese contundente Quiebre que le resto en su Aquí y Ahora porque con sus decisiones desequilibró su INTEGRIDAD. Quien gatillo la bala (que también tiene responsabilidad en el momento que piensa desde su absoluta desintegridad y escasez que, para ganar él requiere matar a alguien disparando el arma), fue simplemente un vehículo universal, el nexo para que en su ALBEDRÍO, quien recibió la bala comprenda y una los puntos de esta perfecta conexión. 

Una vez que la policía haya atrapado al asesino, solo hemos llegado al EFECTO y no a la CAUSA principal de los asesinatos. Todos estos estudios médicos interminables que leemos todos los días en el periódico o escuchamos cansinamente en los informativos, acerca de las causas de los paros cardíacos y otras enfermedades no tienen ningún sentido. Para encontrar las verdadera causa, requerimos mirar cerca del hogar y mirar con lupa la vida de las personas, evitando opinar solo de la cáscara y apariencias. Como también, en los casos que corresponda, observar con lupa las decisiones y actitudes de gobiernos y pueblos tratándose de eventos de dimensiones regionales o universales como es la pandemia. 

En principio parece más cómodo echar la "culpa" de nuestros dolores y sufri-mientos a la dieta, al destino, a la "mala suerte", a la vida que es "cruel y es mucha", a un dios que "premia y castiga", a la naturaleza que se "ensaña" con nosotros, a los colegas perversos, a la herencia genética, a los conductores borrachos, a nuestros enemigos, a las pestes y epidemias, a las bacterias y virus y mil y una escusas de todo tipo y color. Cualquier situación funciona como pretexto para victimizarnos y zafar de la responsabilidad para hacernos cargo de la situación. Pero nada tiene que ver con los ejemplos anteriores. Es simplista y primario centrarse, por ejemplo en el relato del asesino, en el arma y no en el verdadero RESPONSABLE, que, desde esta perspectiva, es el llamado vulgarmente la "víctima". Este enfoque de la vida nos absuelve de toda responsabilidad personal. Y, después de todo, ¿Quién quiere mirarse en el espejo?. Este primer paso es el que tiene mayor resistencia entre la población. Reconocer nuestra responsabilidad en un evento que nos afecta directamente (o en eventos que parece no tienen que ver con nosotros) exige en primer término ACEPTAR responsable y pro activamente la situación como el único estado emocional que genera poder y las optimas condiciones para la transformación personal y por ende las del mundo. 

El 99 por ciento o más de la población, al no aceptar la situación, reacciona reactivamente y queda paralizado en estados emocionales limitantes tales como bronca, ira, resenti-miento y se pierde la posibilidad de seguir avanzando en su propia expansión como ser humano. No se permiten ni siquiera pensar, cómo una de las hipótesis posibles, en el grado de responsabilidad que podrían tener en el evento. En general directamente rechazan esta posibilidad y se molestan cuando se presenta esta perspectiva. En mi rol profesional he generado en algunos consultantes reacciones de fuerte rechazo al momento de mostrarle su propia responsabilidad en la generación de algún evento "doloroso" que estábamos analizando de su propia vida. En otros, los menos, por el contrario, han visto el punto y con humildad y conciencia inician un proceso maravilloso de limpieza y transformación y hoy viven una vida plena y dichosa.

Todo esto nos lleva a la pregunta más importante que me gustaría que alguien la pueda responder con responsabilidad, en caso de no compartir la MRE. ¿Cómo creen que creamos la posibilidad de volver al equilibrio, sanando de "enfermedades", o equilibrando el trabajo con la filantropía, o armonizando el matrimonio o en la salud?. ¿Una vez superada la situación asociada a la "pandemia" tenemos certeza de haber limpiado y sanado las causas que la produjeron? Yo creo que no. Nadie, hasta ahora se preguntó sobre la causa enfocados solo en evitar y suprimir los síntomas. Tal como lo hemos explicado en múltiples presentaciones y desde hace muchos años atrás, tengo la certeza que es la MIRADA DE LA RESPONSABILIDAD EXTREMA que incluye como primer paso aceptar el evento, única vía para dar cuenta de la causa real y tener la posibilidad de una transformación. Y éste, sin duda, es el paso más difícil de dar. Requerimos abandonar el papel de víctima. Requerimos darnos cuenta de que la "enfermedad", el desequilibrio, la toxicidad, la basura, o lo que directamente nos molesta responde a decisiones que tomamos en esta vida o en otra. 

El próximo paso es concentrarnos en transformar el rasgo fuente, es decir, la cualidad nociva de nuestro carácter que causó nuestra reactividad en el pasado. Sólo cuando aceptemos internamente, no racionalmente, el 100% de nuestra responsabilidad, vamos a atraer la energía y el poder que requerimos para curarnos a nosotros mismos y sanar al planeta. Nosotros tenemos el poder de la sanación. Invito a cada lector que, sin desesperación, pero si con urgencia, realizar un análisis profundo de las áreas de su vida identificando cuál de ellas se encuentran desequilibradas. Todos tenemos basura. No estaríamos en este planeta si no tuviéramos algo que limpiar. De hecho a eso vinimos a este mundo, a limpiar basura. La única forma de escalar la montaña es tener la certeza de que podemos escalarla, aunque a veces no estemos 100% seguros de tener lo que se requiere para lograrlo. Lo mismo con la montaña de basura. Podemos superar nuestra montaña, no sólo en un sentido espiritual, sino también en un sentido físico, en todo lo que hacemos. Pero no podemos hacerlo acampando al pie de la montaña, escondiéndonos en su sombra y no darnos cuenta de que se nos ha dado todo lo que requerimos para realizar la caminata fatigosa. 

Lo más efectivo es tener la certeza de que todo puede hacerse. Te desafío a que mires la montaña como si fuera un montículo. Requieres saber que antes de venir a este mundo, en realidad elegimos la basura específica con la que estamos lidiando en esta vida, no para ser prisioneros de ella, sino para superarla, para atravesarla. ¿Sabes por qué? . Porque PODEMOS, claro, siempre que QUERAMOS, siempre que le veamos EL VALOR.

Una vez leída esta nota y si le ves el valor sería interesante que puedas compartirla y así contribuir a generar lo que llamamos la "masa crítica" requerida para producir la transformación a nuevas formas de ser. No necesariamente requerimos contactar al 100 por ciento de una determinada población, con alcanzar la masa crítica es suficiente, gracias!!! 

Daniel Corsino

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