Los miedos son una defensa de la mente. Una "necesidad" del ego. Los miedos son lo contrario al amor. Nos paraliza, nos hace dudar, nos hace tomar pretextos y mucha veces los miedos nos hacen ser opresivos y manipuladores. Actuamos de muchas formas por miedo.
Los miedos se crearon en la historia con el fin de obtener poder, de comandar y desunir. Fue una herramienta de supervivencia que la humanidad apropió cuando empezó el afán de poder y territorio. Hasta hoy se mantiene como la forma más común para comandar personas y sociedades enteras.
Nosotros también manipulamos en nuestro día a día sin estar tan conscientes de ello: Al hacer sentir mal al otro, al culpar, al juzgar etc... Con ello queremos que hagan lo que nosotros quisiéramos.
Y es que aprendimos desde muy pequeños a VIVIR en miedo. Hay miedo al expresarse, hay miedo al elegir, hay miedo al decir no, al decir sí, hay miedo al hacer y al no hacer.
Entonces, prácticamente vivimos en esa vibración la mayor parte del tiempo. Y al estar ahí, se cierran grandes oportunidades que la vida tiene para nosotros.
Alguien dijo: “Cuando tenemos miedo hemos perdido la confianza en Dios”.
¿Y es natural sentir miedo? Sí, porque somos humanos, seres mentales y duales. Pero es importante que nuestra identidad no sea el miedo si no el amor. Somos mucho más allá que mente, somos ESPÍRITU.
Cuando conectas con tu ser puro y amoroso, la vida se ve de otro color, llegan las personas y los momentos idóneos para nuestro desarrollo.
Recuerda, siempre existe la opción de identificarnos con los miedos o con el amor. Tú eliges. O confiamos o nos limitamos. La mente muchas veces nos autosabotea la idea es volverla nuestra aliada y empezar a vibrar en amor, es ahí en donde ocurren los milagros.
Algunos consejos que me sirven personalmente, para dejar mis miedos atrás:
Reconocer y aceptar que los estoy sintiendo
Los abrazo (son parte de mi creci-miento)
Recordar que no soy los miedos. Son solo una faceta de mi mente.
Empiezo a identificarte con el amor que llevo en mí para ofrecer.
Cuando agrego el componente del amor, ¡no hay margen de error!
Y si agrego el componente del amor, agrego la risa y me divierto en el intento.
Siempre recuerdo: si fallo soy humano y estoy siempre aprendiendo.
El gran reto personal y colectivo que nos toca, es volver a confiar en la vida, en el destino, o como lo prefieras llamar.
Recuperar la conexión con el creador, para que nos de la seguridad plena de que todo lo que requerimos será abastecido y configurado con facilidad. Y por ahí se empieza a asomar la magia de la vida. De esta vida tan bella detrás de los miedos.
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