jueves, 5 de julio de 2018

¿Por qué siento tantos miedos?



Los miedos son una defensa de la mente. Una "necesidad" del ego. Los miedos son lo contrario al amor. Nos paraliza, nos hace dudar, nos hace tomar pretextos y mucha veces los miedos nos hacen ser opresivos y manipuladores. Actuamos de muchas formas por miedo. 

Los miedos se crearon en la historia con el fin de obtener poder, de comandar y desunir. Fue una herramienta de supervivencia que la humanidad apropió cuando empezó el afán de poder y territorio. Hasta hoy se mantiene como la forma más común para comandar personas y sociedades enteras. 

Nosotros también manipulamos en nuestro día a día sin estar tan conscientes de ello: Al hacer sentir mal al otro, al culpar, al juzgar etc... Con ello queremos que hagan lo que nosotros quisiéramos.

Y es que aprendimos desde muy pequeños a VIVIR en miedo. Hay miedo al expresarse, hay miedo al elegir, hay miedo al decir no, al decir sí, hay miedo al hacer y al no hacer. 

Entonces, prácticamente vivimos en esa vibración la mayor parte del tiempo. Y al estar ahí, se cierran grandes oportunidades que la vida tiene para nosotros.

Alguien dijo: “Cuando tenemos miedo hemos perdido la confianza en Dios”. 

¿Y es natural sentir miedo? Sí, porque somos humanos, seres mentales y duales. Pero es importante que nuestra identidad no sea el miedo si no el amor. Somos mucho más allá que mente, somos ESPÍRITU. 

Cuando conectas con tu ser puro y amoroso, la vida se ve de otro color, llegan las personas y los momentos idóneos para nuestro desarrollo. 

Recuerda, siempre existe la opción de identificarnos con los miedos o con el amor. Tú eliges. O confiamos o nos limitamos. La mente muchas veces nos autosabotea la idea es volverla nuestra aliada y empezar a vibrar en amor, es ahí en donde ocurren los milagros.

Algunos consejos que me sirven personalmente, para dejar mis miedos atrás:

Reconocer y aceptar que los estoy sintiendo
Los abrazo (son parte de mi creci-miento)
Recordar que no soy los miedos. Son solo una faceta de mi mente.
Empiezo a identificarte con el amor que llevo en mí para ofrecer. 
Cuando agrego el componente del amor, ¡no hay margen de error!
Y si agrego el componente del amor, agrego la risa y me divierto en el intento.
Siempre recuerdo: si fallo soy humano y estoy siempre aprendiendo.

El gran reto personal y colectivo que nos toca, es volver a confiar en la vida, en el destino, o como lo prefieras llamar. 

Recuperar la conexión con el creador, para que nos de la seguridad plena de que todo lo que requerimos será abastecido y configurado con facilidad. Y por ahí se empieza a asomar la magia de la vida. De esta vida tan bella detrás de los miedos.

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