martes, 24 de julio de 2018

Preocuparse por algo que no nos gusta es totalmente improcedente.


Al enfermo le preocupa su enfermedad; piensa en ella y habla sobre ella con sus amigos y allegados.
¿Y cómo va la vida?
Entonces comienza a contarle sobre sus males .....y el amigo absorbe parte de esa energía y así el afectado experimenta un alivio momentáneo.
Preocuparse por algo que no nos gusta es totalmente improcedente.
Porque un pensamiento sostenido se vuelve más y más poderoso..... su fuerza es proporcional al tiempo que permanece en el foco del observador.
Cuando alguien pierde el trabajo, piensa todo el día en los problemas que ésto va a generar para él y su familia....y se siente muy desanimado y angustiado.
Cuando alguien sufre una separación en su relación de muchos años..piensa día y noche sobre lo dura que será ahora la vida en soledad..........y revisa mentalmente en qué cosas falló buscando las causas que crearon esa situación inesperada.
Millones de personas pasan por situaciones dolorosas y difíciles.
Y cuanto más se preocupan y se angustian, más se profundiza el sentimiento de pena y parece que todas las puertas se cierran generando una cascada de "mala suerte".
Una idea negativa sostenida en la mente atrae más negatividad.
Un sentimiento de angustia o ansiedad atrae más tristeza e inquietud.
Y si va al psicólogo para hablar durante una hora sobre lo que lo entristece sólo va a enviar más energía a esa idea (semilla) negativa.
Ese desahogo momentáneo se paga con un alto precio.
Porque la mente crea aquello en lo que se enfoca.
Las personas que no entrenan su mente con la meditación son introducidas en un carrusel de emociones negativas (que no pueden controlar por falta de entrenamiento) cuando algo no les sale bien en la vida.
Algo que es inevitable, porque en la vida todos subimos y bajamos.
El enfermo debe pensar en la salud y sentir en su interior lo mismo que sentiría si ya estuviera sano.
El que ha perdido el empleo debe pensar que lo que se viene es mucho más grande y sentirse entusiasmado por la gran libertad de crear su negocio propio y las brillantes oportunidades que tendrá en un futuro próximo.
El que ha perdido su pareja debe pensar que la ruptura se debió a que no era la verdadera persona para él o ella...y que ahora finalmente podrá encontrar a la persona correcta para que su relación sea exitosa y feliz.
El que baja debe pensar y hablar sobre el ascenso.
Y sentir entusiasmo porque en su mente ya está ascendiendo.
Y el que sube debe pensar que en algún momento va a bajar.
Y para ello debe ser muy cuidadoso para no dar un paso en falso y caer al abismo.

-Martín Macedo-

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