Aguantar el sufri-miento no tiene ningún mérito.
Cuando se sufre, el universo nos está queriendo decir que estamos errando en el camino.
¿Por qué ir a un sitio donde te maltratan?
¿Por que ir a reuniones o comidas donde te faltan el respeto y se burlan de tus convicciones?
¿Por qué tomas baños en la parte del rio donde están las pirañas?
¿Por qué insistes en convivir con alguien que te usa, se aprovecha de tu energía y encima te agrede verbal o físicamente?
¿O conservas un empleo donde te explotan y te desvalorizan?
No hay que huir del sufri-miento.
Pero tampoco hay que quedarse allí, creyendo que tiene algún tipo de valor redentor.
Y que luego vendrá la felicidad.
Debemos asumir la responsabilidad de los que nos ocurre.
Si estamos donde no nos aman.
Es porque elegimos estar allí.
Si nos tratan con crueldad e insistimos con ir allí.
A trabajar a comer o a dormir.
Es porque quisimos estar allí.
Los orientales enseñan que no hay que escapar del sufri-miento.
Hay que aceptar lo que hemos elegido.
Aprender la enseñanza y luego alejarnos.
Hacia donde verdaderamente seremos tratados.
Como los seres divinos que somos.
-Martín Macedo-
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