Lo grande y lo pequeño no se pueden separar.
Porque lo grande y lo pequeño son sagrados.
Son creados por una misma fuerza y se retiran juntos para volver a fundirse.
Con pequeños bocados de alimento se construye la salud absoluta.
Con simples actos repetidos miles de veces se crea la enfermedad "incurable".
Un simple mosquito puede atemorizar a una nación entera.
Un simple abrazo puede sanar un rencor de años.
Es muy importante comprender la identidad de lo grande y lo pequeño.
Porque son en esencia lo mismo: lo pequeño se hace grande y lo grande se hace pequeño.
Es el destino.
El destino de lo pequeño es hacerse grande.
Y el destino de lo grande es volver a ser pequeño.
La habilidad de Pelé era mínima cuando tenía 5 años.
Pero luego de los 50 años su fuerza disminuyó y ahora está en una silla de ruedas.
Debemos comprender que lo pequeño contiene el germen de la grandeza.
Por ello en cada pequeño bocado de alimento está la cura de las enfermedades más difíciles del mundo.
Cada acción por mínima que sea es sagrada.
Cada palabra por breve que suene tiene un poder enorme.
Cada pensamiento por simple que parezca puede crear un imperio financiero.
Cuando comprendemos la identidad de lo grande y lo pequeño vamos a estar atentos como un ave que camina con cautela al pie del árbol.
Porque en su próximo paso puede estar el alimento que busca o el salto que lo libera de las garras de un depredador decidido a convertirlo en su almuerzo.
-Martín Macedo-
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