domingo, 8 de julio de 2018

Lo que se siembra se cosecha


Los pensamientos son "cosas" dicen muchos maestros espirituales.
Casi todos hemos oído hablar sobre ésto.
Y nos limitamos a decir....ohhh qué interesante!!!
Todos "saben" lo poderoso que es el pensamiento.
Pero ese saber es superficial.
Si verdaderamente comprendiéramos que los pensamientos son "cosas".....nuestra vida sería como la de los grandes triunfadores que logran la vida de sus sueños.
Si tuviéramos una comprensión profunda de valor de los "pensamientos-cosa", lo trataríamos tan primorosamente como tratamos a la "cosa-manifestada".
Tratamos primorosamente a nuestro teléfono celular nuevo, que nos costó un esfuerzo económico....le ponemos el estuche protector y lo tratamos como a un bebé recién nacido.
Pero no tratamos tan cuidadosamente al pensamiento que hizo posible la adquisición de ese lindo artefacto.
Tal vez no damos tanto valor al pensamiento porque es gratuito.
Y de muy fácil acceso.
La semilla de un manzano debería se tratada con tanta devoción como el mismo árbol que nos da deliciosas frutas.
Al árbol lo podamos y quitamos los parásitos, nos aseguramos de que reciba agua y lo protegemos de las hormigas.
Pero las semillas las tiramos a la basura porque hay demasiadas.
Sabemos que sin semilla no hay árbol, pero no tomamos conciencia profunda de lo sagrada que es la semilla.
De la misma forma sabemos que los pensamientos son importantes, pero de una forma intelectual, nada visceral y profunda.
Algunas personas tienen vidas maravillosas y otras viven un infierno de luchas y tragedias.
Sus vidas son los frutos que han sembrado y que han cultivado.
Un agricultor experimentado no tira todo tipo de semillas en su campo.
Las selecciona, las cuida, las riega, les habla y confía en su poder de auto desarrollo.
Los que comprendemos el poder del pensamiento trataremos al pensamiento con la misma devoción que a la cosa que le sigue.
Trataremos al pensamiento de una salud perfecta con tantas atenciones como las que nos tomamos para mantenernos sanos.
A los pensamientos de abundancia tan atentamente como a nuestra cuenta en el banco.
A nuestros sueños más ambiciosos como si se trataran de perlas preciosas.
Por eso quien no tiene por escrito sus objetivos en una hoja secreta y no la lee nunca.....
Es como el agricultor perezoso que deja que el viento, los insectos y las aves le traigan semillas de todas las procedencias.
Tendrá una cosecha abundante, porque la gran mente siempre da en grande.
Pero tendrá muy poca comida para extraer de allí con grandes punzadas por los muchos arbustos espinosos que lo atormentarán cada vez que intente obtener algo para comer.

-Martín Macedo-

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