Si quisiera construir la mejor pared del mundo, utilizaría ladrillos de máxima calidad; los elegiría cuidadosamente uno por uno, de la misma forma que un técnico de la selección nacional de fútbol elige a sus mejores jugadores.
Todos los técnicos eligen con máximo esmero a sus jugadores.
Si quisiera crear la más hermosa realidad para mi vida, elegiría cuidadosamente los mejores pensamientos; los más hermosos y grandiosos.....
Edificaría mi magnífica realidad en el mundo infinito.
Y allí la haría crecer con el único alimento que las hace crecer: la constante contemplación cargada de emoción.
Y me regocijaría contemplando día y noche mi maravillosa creación como un pintor que ha pintado el mejor cuadro de su vida y lo contempla extasiado día y noche.
No puede quitarle los ojos de encima.
Tener un gran sueño, el más bello y creer en él no garantiza su realización de la misma manera que el técnico no garantiza la copa del mundo al elegir con máximo cuidado a sus jugadores.
Pero es el primero paso, es el cimiento de un gran edificio de una belleza infinita.
La constante contemplación de nuestra visión debe ser acompañada de una voluntad fuerte y persistente, que no se desanime ni de día ni de noche hasta ver plasmada su grandiosa visión hasta en el mínimo detalle.
Así todos podemos crear nuestra realidad.
Primero en la dimensión infinita (informal).
Luego en la dimensión finita (formal).
Porque lo que no tiene forma crea lo que tiene forma.
Siempre ha sido así y siempre será así.
-Martin Macedo-
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