Carl Jung ha sido un gran maestro en mi vida. Llegué incluso a estudiar psicoanálisis junguiano.
Jung dijo en una ocasión: «En el preciso momento en que eres protagonista de tu propia vida y
tomas decisiones eres también el lancero o el extra de un drama mucho mayor». También dijo:
«Todos estáis condenados a decidir».
Parece un contrasentido. Si estás condenado, ¿cómo vas a
decidir?
Sin embargo, dentro de nuestro cuerpo físico estamos condenados. Esther apareció en un
cuerpo femenino de cierta estatura y cierto color de pelo, mientras que yo lo hice en un cuerpo
masculino de 1,85 metros de altura que pierde el pelo de la cabeza, gana vello en las orejas y
experimenta muchas cosas absurdas. Y me limito a contemplarlo.
Pero también he de tomar decisiones acerca de este cuerpo. Puedo alimentarlo bien. Puedo
ejercitarlo. Puedo hacer muchas cosas. Así que tomo decisiones dentro de un estado de
condenación.
Pero ¿y nuestra otra parte, la espiritual?
Bueno, entendemos que alguien que intenta explicar conceptos nuevos a las personas que no se
encuentran en el disco de frecuencia elevada utilice palabras como «condenado».
Exacto. Jung no lo decía en un sentido...
Quería decir que hay decisiones que no deseas. Pero hemos observado que, a medida que vais
experimentando los detalles de vuestra vida y surgen en vuestro interior cada vez más preferencias
personales, veis con mayor claridad quiénes sois y qué queréis. Y suele ser entonces cuando
empezamos a encontrarnos con vosotros, porque estáis empezando a desear la capacidad de controlar
mejor vuestra propia realidad. Simplemente no sabéis cómo hacerlo.
Últimamente hablamos mucho de ello con nuestros amigos físicos, porque queremos que entendáis
que pretendéis explorar más contraste que nosotros desde nuestra ventajosa posición No Física, un
contraste que genera un deseo detallado de mejora en esta realidad espaciotemporal. La evolución de
todas las especies depende de esa experiencia contrastada.
Sin embargo, a medida que los seres humanos exploráis el contraste, a menudo emitís juicios
acerca de él, como por ejemplo: «estas manifestaciones son buenas» o «estas manifestaciones son
malas». Creéis que todo el mundo debería ponerse de acuerdo, lo cual va en contra de las intenciones
que todos albergabais cuando llegasteis a vuestro cuerpo físico.
Ese modo de pensar crea falta de
conciencia en vuestro interior, y la mayoría de vosotros os disputáis los despojos de la vida humana
física en lugar de recurrir a la Energía que crea mundos, en lugar de amar de verdad la vida que
habéis venido a vivir.
Cuando no os sentís bien, es comprensible que comparéis y midáis experiencias, intentando
decidir cuál es la forma correcta de vivir.
Sin embargo, nos gustaría que aceptaseis
momentáneamente que sois vibración. Aceptad que sois Energía de la Fuente en un cuerpo físico.
Aceptad que emanáis una vibración y que la Ley de la Atracción responde a ella.
Aceptad que la opinión de la Fuente y vuestra opinión cuando estáis enfocados en este momento os
proporcionan un Sistema de Guía que puede ayudaros a alinearos con quienes sois realmente y con lo
que pretendíais vivir al venir a este cuerpo.
Parece que seáis marionetas y que la Energía de la Fuente haya definido ya a su antojo lo que
tenéis que vivir, pero no pretendemos en absoluto decir eso. Vuestra experiencia con el contraste de
vuestra vida física os ha llevado a expandiros, y vuestro Ser Interior os ha convertido en el
equivalente vibratorio de toda esa expansión.
Por eso, cuando os interesáis por lo que sentís y os
alineáis con lo que resulta agradable, os convertís también en esa versión expandida aquí y ahora. Y
entonces lo primero que sentís es claridad. Claridad sobre la dirección en la que debéis ir. Claridad
sobre si debéis hacer o no cierta cosa. Claridad sobre si debéis tener una conversación. Claridad
sobre si debéis realizar determinada inversión, ¡sobre si debéis casaros con alguien! Claridad.
Porque la Perspectiva Más Amplia sabe quiénes sois, lo sabe todo sobre vosotros, y ofrece una
opinión muy fuerte y muy clara.
Pero si queréis tener una aguda percepción de esa Guía debéis practicar la sintonización con la
frecuencia vibratoria de vuestra Fuente. Y la alternativa resulta muy penosa, porque todas las
personas que os rodean quieren cosas distintas de vosotros y os mandan en distintas direcciones.
Wayne Dyer
Wayne Dyer
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