Entonces, ¿cuál es el secreto médico de la macrobiótica según Ohsawa?
El secreto pierde su atractivo cuando se revela fácilmente.
Pero es fascinante cuando es difícil de acceder.
Cuanto más difícil más atractivo genera.
Sin embargo estamos en tiempos en los cuales los desafíos exigen una respuesta inmediata.
Nuestro mundo necesita ávidamente conocer este secreto.
Y lo vamos a revelar, aún sabiendo que muchos no lo van a entender y hasta se van a burlar de este poderoso secreto.
El profesor Kikuchi contó una vez sobre una historia de su infancia.
En un famoso templo había un recinto secreto con una puerta que nunca se abría, porque allí estaba Dios.
Sólo el jefe de los monjes podía entrar.
Pero Kikuchi y sus amigos eran unos niños muy curiosos y decidieron entrar al recinto secreto porque era tan grande la atracción que se arriesgaron.
Y lo que encontraron allí gracias a su valentía y audacia fue un espejo.
Allí estaba Dios, en el espejo.
Así es nuestro secreto médico macrobiótico.
Se trata de la naturaleza.
La naturaleza es la fuerza omnipotente en forma de energía vital que se condensa en una forma asimilable al organismo de los miles de seres.
Al humano le toca el cereal; allí encuentra la fuerza infinita, la salud infinita y la sabiduría infinita.
Si no está el cereal completo y adecuadamente consumido, el hombre pierde su divinidad instantáneamente.
Y vaga errante de escuela en escuela, de país en país, de clínica en clínica hasta quedar extenuado y deprimido por tantos intentos que no dan cierto.
Pero cuando halla el secreto es como el despertar de una pesadilla.
Una pesadilla en la que se encuentran millones de personas.
Que buscan y que no encuentran.
Pero los más persistentes y sólo ellos alcanzarán el secreto.
-Martín Macedo-
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