jueves, 27 de agosto de 2020

La verdadera enfermedad está en el interior

Uno de mis estudiantes del programa de consultores me pregunta sobre la curación de los tumores malignos y me pide mi opinión.....estas son sus palabras:
"En qué momento podríamos decir que el cáncer está curado? Luego de una dieta macro, si deja de expandirse, cuánto puede tardar en contraerse y desaparecer? Sé que no hay un tiempo exacto, pero cómo podemos saber si el cáncer desapareció? "
Y esta es mi respuesta:
Si buscamos la evidencia de la cura en el plano del cuerpo físico nunca estaremos completamente seguros de si la enfermedad está curada, ya que siempre quedará la duda sobre si se habrán "escapado" algunas células malignas que se hallan ocultas y preparando un nuevo ataque.
Por ese motivo los médicos convencionales que se basan en evidencias físicas adicionan quimioterapia a una cirugía exitosa o no, ya que siempre está la duda sobre si el 100% de las células han sido eliminadas del cuerpo.
Nunca existe una certeza (fe) ...más bien existe el miedo de la recidiva y por esa razón una vez aplicado el protocolo completo de erradicación del cáncer, el paciente debe acudir periódicamente a hacerse nuevos controles porque el miedo sigue allí.
El cáncer se fue pero el miedo sigue.
Entonces no se ha curado nada.
Solamente se han removido temporalmente los efectos, las manifestaciones del caos interior.
La verdadera enfermedad está en el interior aunque no se haya manifestado.
El miedo, la inseguridad, la obsesión fija en la posibilidad de que retorne son indicadores de enfermedad activa.
Porque el cáncer es sólo un caos biológico que está traduciendo un caos mental y emocional.
Una mente sin control, emociones tóxicas constantes, creencias de autodesprecio y hábitos alimenticios también tóxicos, porque "como es adentro es afuera".
La cura profunda acontece en el alma....la persona comprende su grandeza, su origen divino y decide amar y respetar su cuerpo y mente, cambiando profundamente su estilo de vida y encontrando su misión en la vida.
Y entonces considerará a su cura como un despertar espiritual, un paso imprescindible para disponer de la fuerza y la energía para triunfar en su propósito vital.
Cuando se cambia el estilo de vida con ese nivel de profundidad, el tumor o tumores dejan de crecer y seguirán un tiempo allí en forma de recuerdo de un pasado que quedó atrás y poco a poco el organismo irá disolviendo ese cúmulo de tejidos inútiles porque ocupan un espacio destinado a los tejidos saludables.
Pueden seguir un tiempo allí, y no nos deberían inquietar porque sabemos con una fe inquebrantable que sin alimentos de baja calidad no existe ninguna posibilidad de despertar al cáncer.
Cuando las personas no tienen un propósito vital, su único deseo es la gratificación sensoria y por ello comer cosas ricas y tener sexo pasan a ser los principales intereses en su vida.
De esa forma el segundo nivel de juicio crea el ambiente espiritual ideal para el surgimiento de la enfermedad degenerativa.
Y curar ese bajo juicio debería ser el principal propósito de un buen consejero macrobiótico.
De otra forma sólo será un buen dietista.
Y todos sabemos que las dietas tarde o temprano terminan por quebrarse.

-Martín Macedo-

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