martes, 25 de agosto de 2020

Cuando los objetivos son tibios no se atrae nada

 Bob Proctor es un motivador y conferenciante muy conocido y ha viajado por todo el mundo ayudando a mucha gente a superar sus dificultades y limitaciones.

Y conoce las claves, los principios y las leyes de la prosperidad y las comparte con sus estudiantes.
Con los que realmente, realmente desean aprender.
Pero se ha encontrado con un problema en casi todos los países a donde ha ido a enseñar.
La gente no quiere ser rica.
La gente solo quiere vivir sin problemas financieros.
Quiere tener lo suficiente para pagar sus cuentas y cubrir sus necesidades.
La gente no quiere ser pobre.
Nadie quiere ser pobre.
Pero tampoco quiere ser rica.
La gente no quiere estar enferma.
Pero tampoco quieren la salud infinita.
Entonces mucha gente me dice luego de haber iniciado la macrobiótica....."no la estoy practicando un 100%".
Para mi que me digan eso es como decir...."no me interesa tanta salud, no me interesa la salud infinita...sólo quiero sentirme bien".
Pero el Universo no funciona así.
Cuando los objetivos son tibios, sin pasión, sin una absoluta y nítida definición no se atrae nada.
Porque este Universo se basa en yin y yang.
Y como todo se está moviendo....el avance será hacia más yin o hacia más yang.
Hacia más pobreza o más riqueza.
Hacia más salud o más enfermedad.
Pero no quiero estar enfermo....y tampoco quiero tanta salud.
No quiero ser pobre...pero tampoco quiero ser tan rico.
Eso es el limbo.
Es la zona de confort.
No me comprometo.
No me nuevo.
Me quedo tranquilo en casa tomando mate.
Pero la inteligencia infinita no permite vacaciones tan largas.
Porque los seres evolucionan a través de experiencias y quien no se decide a ser grande está decidiendo ser pequeño.
Y quien no se decide a tener la salud infinita está decidiendo experimentar la enfermedad.
Porque el Orden del Universo es como un gran ascensor que está siempre en movimiento.
Y si no está subiendo está bajando.
Aunque nos encanta que se quede descansando en algún piso por algunos momentos.

-Martín Macedo-

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