Durante más de 10.000 años los cereales han sido la base de la dieta humana.
Exceptuando naturalmente las zonas polares, desérticas o las altas montañas.
Los registros históricos no dejan lugar a la mínima duda.
Los estudios de Michio Kushi sobre la evolución de la vida biológica sobre la Tierra muestra que los últimos animales en aparecer son los humanos, hace unos 400.000 años.
En la escala de la evolución vegetal los más recientes son los cereales, más o menos en el mismo tiempo.
Durante por lo menos 10.000 años las cosechas de cereales han sido las más abundantes, el alimento principal de los seres humanos.
Pero los occidentales los tomaron siempre en forma de harinas y los orientales e indígenas americanos en forma de grano entero.
Cuando el grano se convierte en harina, hay una dispersión, una desintegración... es decir es un proceso yin.
La gran potencia energética del cereal se dispersa por la destrucción de la semilla.
Esto puede minimizarse cuando se consume la harina en forma inmediata como se hacía en la antigüedad.
Si la base de mi nutrición está fragmentada mi nivel de energía tendrá altibajos que me harán tomar comidas con mayor frecuencia y mi forma de pensar tenderá a estar fragmentada.
Esto se agudiza cuando los cereales se muelen y se estacionan durante semanas y aún más tratándose de harinas refinadas.
Un pensamiento fragmentado tiende al análisis, a la observación minuciosa de los detalles, buscando los problemas con una mentalidad analítica, mirando en el microscopio.
La dieta basada en harina ha creado el pensamiento científico.
Las especialidades y sub especialidades médicas.
La fragmentación del pensamiento encuentra muy difícil ver la conexión entre lo superior y lo inferior, entre Dios y el humano, la identidad entre yin y yang.
Ve el yin como lo malo y el yang como lo bueno.
Y le declara la guerra a los malos, y salva a los buenos.
La dieta basada en harina ha divido a la humanidad.
Nosotros recomendamos consumir básicamente granos completos para integrar mente y cuerpo.
Esta integración ocurre espontáneamente.
Y así dejamos de temer a la enfermedad, a la dificultad, a la debilidad.
Porque comprendemos que son la cara oculta de la salud, la facilidad y la fuerza infinita.
La próxima vez que prepares tu pan recuerda que si comes mucho tu pensamiento podría fragmentarse.
Y olvidar que eres infinito.
-Martín Macedo-
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