lunes, 6 de julio de 2020

Lecciones de la pandemia (VI)

Las noticias del 29 y 30 de junio son impactantes. Parece que (lamentablemente) teníamos razón. No sólo quien escribe, sino todos los que pensamos desde el inicio que el origen de los nuevos virus pandémicos no es solamente un animalito silvestre al que, en el intento de tender una cortina de humo, se señaló como "el" responsable. No, no son simplemente murciélagos, pangolines o aves migratorias…En la prestigiosa publicación “Proceedings of the National Academy of Sciences” (PNAS), se acaba de publicar un estudio sobre nuevos virus infectantes provenientes de criaderos y mataderos de cerdos. El informe científico –que puede verse ahora mismo ingresando a pnas.org–, indica textualmente que “Los cerdos se consideran anfitriones importantes o "recipientes de mezcla" para la generación de virus de influenza pandémica. La vigilancia sistemática de estos virus en los cerdos es esencial para la alerta temprana y la preparación para la próxima pandemia potencial”.
El Dr Sun, uno de los autores y su equipo revelaron que “el 10,4% de los trabajadores de las granjas porcinas chinas (donde se generan nuevos virus) y el 4,4% de la población circundante ya dieron positivo al nuevo virus denominado G4 EA H1N1”. Y añaden “Al igual que el virus de la pandemia de 2009, los virus G4 tienen todas las características esenciales de un posible virus pandémico. Es preocupante que los trabajadores porcinos muestren una seroprevalencia elevada del virus G4. El control de los virus predominantes G4 EA H1N1en cerdos y el monitoreo cercano en las poblaciones humanas, especialmente los trabajadores de la industria porcina, deben implementarse con urgencia”. Más claro, echarle agua. El G4 –explican– es un virus respiratorio, emparentado con la Gripe Aviar y con la Gripe Española. Esta última, originaria de China, pasó a EEUU y de ahí a Europa entre 1917 y 1920, causando a su paso más de 50 millones de muertes. China tiene actualmente 500 millones de cerdos (sí, 500.000.000 de cerdos). ¿Cómo se controla esto para evitar una nueva pandemia?
Pero eso no es todo. El estudio advierte además que “entre los trabajadores porcinos positivos para el virus G4 EA H1N1, los participantes de 18 a 35 años, tenían tasas seropositivas del 20,5%, lo que indica que el virus predominante G4 EA H1N1 ha adquirido una mayor infectividad humana. Dicha infectividad aumenta en gran medida la oportunidad de adaptación de virus en humanos y genera preocupación por la posible generación de virus pandémicos”. Viendo esto no hace falta ser epidemiólogos para saber sobre qué estamos parados.
En una entrevista concedida a la BBC el lunes, Kin-Chow Chang, uno de los investigadores del equipo señaló que el virus “fue detectado cuando la infección se propagó en personas que trabajaban en mataderos y en la industria porcina en China”. "En este momento estamos distraídos con el coronavirus y con razón. Pero no debemos perder de vista los nuevos virus potencialmente peligrosos" –dijo Chang, que trabaja en la Universidad de Nottingham en el Reino Unido. Y agregó en tono típicamente tranquilizador: “Si bien este nuevo virus no es un problema inmediato, no debemos ignorarlo".
PANDEMIAS EXPRÉS
Lo relevante, para nuestras “Lecciones”, además de la importancia de alertarnos sobre este virus en sí mismo, es que viene a ratificar “nuestra teoría”. “La larga sombra del ganado” es más larga de lo que se creía (*). Y a reafirmar que, a pesar de lo que se nos quiso hacer creer, el origen de los nuevos virus pandémicos no son simplemente los murciélagos –con quienes los humanos hemos convivido desde hace millones de años–. A lo sumo los murciélagos, los pangolines, los camellos, las aves silvestres y los propios humanos son algunas de las especies que imbrican sus genes en los mega-criaderos de animales. Estos son los verdaderos “calderos” (como los científicos ahora les llaman), donde se mezclan, entrecruzan y potencian los nuevos virus antes de saltar a los humanos, y luego de humanos a humanos, como lo que estamos viviendo. Los verdaderos “caldos de cultivo” donde, además, se encuentran los residuos de las vacunas para aves y cerdos, y se genera la resistencia genética a decenas de fármacos. Los investigadores, sólo en este estudio, identificaron 179 virus de la influenza (gripe) porcina
Por si quedaran dudas, los propios investigadores reiteran: “Los cerdos son anfitriones intermedios para la generación del virus de la influenza pandémica. Por lo tanto, la vigilancia sistemática de los virus de la influenza en los cerdos es una medida clave para prevenir la aparición de la próxima influenza pandémica”, señala el estudio publicado en el portal científico PNAS. Claro que nadie explica hasta ahora cómo, ni cuándo, ni con qué recursos económicos se hará esta “vigilancia sistemática” en las factorías de cría y procesamiento de animales para el mercado de la carne y sus derivados a gran escala.
Sun Honglei, otro de los autores del estudio, subrayó la importancia de “fortalecer la vigilancia” de los cerdos chinos para detectar el virus, ya que la inclusión en el virus “G4” de genes de la pandemia de H1N1 “puede promover la adaptación del virus” que conduce a la transmisión de humano a humano. Los G4 “se han vuelto expertos en infectar y copiarse en las células epiteliales de las vías respiratorias humanas. G4 contiene genes H1N1, pero las personas que han recibido vacunas contra la gripe estacional no tendrán inmunidad –alertó.
“Debemos estar atentos y continuar con la vigilancia incluso durante la pandemia del coronavirus. Los virus de la familia H1N1 son el fruto de un gran caldero de reordenamiento de diferentes virus en diferentes animales", confirma por su parte el especialista en enfermedades infecciosas Massimo Galli, de la Universidad de Milán.
Para colmo de males, otra cosa que Camus quizás no imaginó, ni siquiera en su célebre novela “La Peste”, es que las pestes del futuro serían “pandemias exprés”. A diferencia de la Gripe Española, que tardó dos años en llevar a la tumba a más de 50 millones de víctimas en el mundo, la actual pandemia del COVID-19 se expandió a la velocidad de los aviones jet. Desde el anuncio de los primeros casos en China hasta fines de marzo, en poco menos de tres meses el virus estaba ya en 182 de los 192 países del planeta.
(*) “La larga sombra del ganado” –Problemas ambientales y opciones, 465 págs, FAO, 2009. Traducción del informe “Livestock’s Long Shadow”, de H. Steinfeld, P. Gerbe y otros.

Jorge Cappato

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