Dios es infinito.
El ser humano es finito.
Dios respira.
Pero necesita los pulmones finitos para respirar.
Dios crea infinitas formas.
Pero necesita las manos finitas para trabajar la arcilla.
Dios habla a su creación.
Pero necesita una boca finita para que su palabra pueda oírse.
El hombre no es nada sin Dios.
Pero Dios necesita al hombre para que su creación tenga sentido.
Si Dios estuviera solo en el Universo, no tendría quien lo amara y no tendría hijos e hijas a quien amar.
Dios necesita tus pulmones para respirar.
Tu boca para hablar palabras que conmuevan y embellezcan el mundo.
Tus manos para construir casas, puentes y ciudades.
Tus dientes para triturar y digerir los más deliciosos manjares.
Tu cuerpo para experimentar la fuerza y la fatiga que le dan ese maravilloso vértigo a la existencia temporal.
Dios te necesita.
Déjalo habitar en tu forma.
Déjalo entrar a tu templo.
Déjalo curar tu enfermedad.
Déjalo transformar tu miedo.
No bloquees el accionar de lo infinito con tus falsas percepciones.
Comprende que eres finito e infinito a la vez.
Entonces serás Uno con el Todo.
Y Todo el Poder estará disponible para ti.
-Martín Macedo-
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