En este periodo de la historia, la salida profesional más viable es «emprender». Y no se trata de montar una empresa. Más bien consiste en seguir nuestro propio camino en la vida, cultivando una nueva actitud que nos permita crear proactivamente nuestra profesión. Todos nacemos con un potencial único e irrepetible. Está dentro de nosotros, esperando a que lo desarrollemos. Para lograrlo es necesario cultivar el silencio. Principalmente para poder escuchar con atención a nuestra voz interior, la cual nos guía hasta nuestros dones y talentos innatos.
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No es casualidad que quienes aman lo que hacen y hacen lo que aman se distingan por su «entusiasmo». Esta palabra procede del latín «entusiasmus», que a su vez viene del griego «enthousiasmos». Y significa «espíritu guiado por la inspiración divina». Eso es precisamente lo que sentimos cuando sentimos cómo la vida crea a través nuestro. Saber quiénes somos y para qué estamos aquí convierte nuestra autoestima en un arco y la confianza en nosotros mismos, en una flecha. Al encontrar nuestra dirección y nuestro camino la vida, encontramos también nuestro lugar en el mundo. Así es como finalmente «unimos los puntos». De pronto todo tiene sentido. Y las cosas adquieren un nuevo significado.
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Al empezar a confiar en nosotros mismos, comenzamos a confiar en la vida. Es entonces cuando tomamos la firma decisión de iniciar una estrategia para cambiar nuestra manera de relacionarnos con el mercado laboral. Y vamos paso a paso, sin prisa, aprendiendo y disfrutando de cada una de las etapas que componen este proceso de transición. En el nuevo paradigma profesional emergente en la Era del Conocimiento, nos pagarán por aportar valor, crear riqueza, generar beneficios y lograr resultados. En este sentido, el emprendedor encuentra la manera de aunar su pasión, sus dones y sus talentos con la resolución de algún problema del mundo, profesionalizando la forma de atender dicha necesidad y demanda ya existente. En esencia, se trata de ofrecer lo mejor de nosotros mismos al servicio de los demás.
Borja Vilaseca
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