jueves, 14 de marzo de 2019

La dificultad nos hace fuertes


Hace unos días vi un vídeo donde una nutricionista española respondía a las preguntas de sus seguidores sobre temas de alimentación. La primer cuestión que se abordó fue sobre si los cereales son o no saludables para el ser humano.

Ella se presentó como una máster en nutrición que había hecho cursos de bioenergética, macrobiótica y otros.
Dejando claro que sabía de lo que hablaba.
"Los cereales naturales son maravillosos" dijo; "tienen mucha nutrición, pero hay diferentes teorías que plantean si son o no ideales para la salud humana".
Su postura es; no todo le cae bien a todo el mundo. 
O sea que hay personas que los pueden comer y otras mejor que no.
Porque los cereales son difíciles de digerir y de asimilar.
En su opinión, las personas con intestinos frágiles o sensibles pueden reemplazarlos por otras fuentes saludables de hidratos de carbono como boniato, calabaza o zanahoria que son mucho más fáciles de digerir.
También recomendaba fuentes animales (pescado azul) de omega 3 ya que las fuentes vegetales como la semilla de chia y el lino tienen un tipo de omega 3 que el cuerpo no puede utilizar tan eficazmente como el de fuentes animales.
Esta charla me hizo tomar conciencia sobre lo poderosa que es la cubierta de fibra de los cereales.
Para mi es algo tan natural, tan normal que casi me había olvidado del asunto.
Pero tiene mucha razón.
Muchas personas tienen un aparato digestivo tan frágil, tan inflamado que apenas pueden digerir correctamente los cereales en grano.
Enfatizó en algo que todos los que promovemos su consumo no nos cansamos de insistir.
Deben ser remojados.
Deben ser muy bien cocidos.
Deben ser muy bien masticados.
De lo contrario sus preciosos nutrientes no podrán ser utilizados.
Esto no ocurre con los cereales refinados que se vienen utilizando desde hace unos 300 años en todas las culturas.
No necesitan remojo.
Se cocinan en pocos minutos.
No necesitan masticación.
Así la humanidad se acostumbró a la fácil digestibilidad de la harina blanca, el arroz blanco, la avena laminada "instantánea" y la harina de maíz de un minuto.
Muchas veces en preparaciones que incluyen leche y azúcar.
Arroz con leche y avena con leche.
Los pasteles incluyen harina, huevos, azúcar y mantequilla.
Pasteles de cumpleaños, pasteles de bodas, pasteles para celebrar el encuentro de amigos.
Entonces cuando llega el momento de introducir los robustos cereales integrales, ya nadie recuerda cómo cocinarlos, cómo prepararlos y cómo masticarlos.
Intentan hacerlo al estilo gourmet.
La gente desea arroz "al dente", crocante y enterito y le ponen aceite y limón, vinagre y especias y muchas veces lo encuentran delicioso y por eso se lo comen rapidito.
En las clases de cocina a veces le pregunto a los alumnos:¿por qué te comiste tu plato de cereal en menos de cinco minutos?
La respuesta es siempre la misma:
1. Es que estaba delicioso!!!
2. Es que tenía mucha hambre.
Son hábiles excusas para no masticar.
Entonces no comprenden yin y yang porque si no asimilan el cereal tampoco asimilan la filosofía.
Pero las personas de intestinos frágiles lo hallan indigesto.
¿Cómo recuperar la habilidad para asimilar?
La dificultad nos hace fuertes.
Pero si la eludimos nos volvemos cada vez más débiles y dependientes.
Si abrazamos la dificultad con valor y gratitud, tarde o temprano nos volveremos fuertes.
Quien huye de los granos se vuelve cada vez más frágil y enfermizo.
Quien los utiliza se hace cada vez más fuerte e independiente.
Puede escapar de la industria de la medicina farmacéutica.
Quien comprende el Orden del Universo aprovecha cada dificultad para crear fuerza y salud infinita.
Y quien no comprende toma el atajo, la salida fácil y termina tarde o temprano en el block quirùrgico.
Y acaba sus días en un hogar de ancianos.
Porque allí viven las personas más débiles del mundo.

-Martín Macedo-

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