viernes, 15 de marzo de 2019

Victimismo crónico

El victimismo crónico hace que se tenga una visión distorsionada de la realidad y que los afectados siempre logren encontrar un culpable de todo aquello que les pueda pasar.
En determinada situación de nuestra vida todos nosotros hemos adoptado el rol de víctimas. Pero, ¿qué ocurre cuando esto se transforma en parte de nuestra personalidad? ¿Qué ocurre cuando nos quejamos continuamente? Nos convertimos en personas que sufren de victimismo crónico.

El victimismo crónico y el pesimismo

Una persona victimista será una persona infeliz y pesimista. Todo lo verá de forma oscura, creerá que tan solo las cosas negativas le pasan a ella y que la mala suerte la persigue allá a donde vaya.
El problema es que todo esto no es real: el victimista crónico tiene una visión distorsionada de su realidad.
Realmente, la persona que se queja continuamente de todo y de todos ve la vida de una forma muy poco real. Además, el hecho de ser tan pesimista y de creer que todo lo negativo le ocurre a ella provoca que esto se haga realidad.
Todos hemos pasado por malos momentos y quizás estés ahora dudando de si tú también eres una persona victimista. El victimismo crónico es algo que se mantiene en el tiempo, es una actitud ante la vida.
Que tú pases por un periodo pesimista en tu vida no te convierte en una persona victimista.
Una persona pesimista y victimista se alimenta de emociones y de sentimientos negativos. Lo peor es que no solo culpa a los demás de sus desgracias, sino que adopta actitudes de desprecio, agresividad, intolerancia y violencia, entre muchas otras.

Las características de una persona victimista

Si tienes dudas de si eres una persona victimista o de si alguien a tu alrededor está padeciendo de victimismo crónico, te presentamos algunas de las características que mejor definen a este tipo de caracteres.

Deforman la realidad

Las personas con victimismo crónico creen que todo lo que les sucede es por culpa de otras personas. Con esto, nunca se hacen responsables de sus propios actos y cargan con toda culpa a los demás.
El problema es que distorsionan la realidad a su favor y, en este caso, todo esto les hace sentir aún más desgraciados, ya que no tienen el poder de cambiarlo.





Se alimentan de sus lamentos

El lamento es el principal alimento de todo victimista crónico. Con sus quejas y sus lamentos logran llamar la atención de los demás, convirtiéndose así en el centro de todas las miradas, lo que les hace sentirse importantes.
Lo peor es que nunca piden ayuda ni intentan salir de una situación que no les agrada. Su actitud, simplemente, es lamentarse.

Objetivo: buscar culpables

Todo victimista busca culpables para cargarles con todos aquellos defectos de los que no quieren hacerse responsables. Creen que los demás siempre se mueven por intereses, que los utilizan y que son malas personas.
No se dan cuenta de que ellos alimentan esto y de que, en realidad, les gusta.

Nula autocrítica

Llegados a este punto, está claro que todo victimista crónico es incapaz de hacerse una verdadera autocrítica. Ellos no conciben que exista nada reprochable o mejorable en ellos mismos.
Lo malo, lo negativo, es fruto de los demás, de algo ajeno que no pueden controlar. Ellos tan solo son víctimas de algo que no pueden frenar.

Manipulación y chantaje emocional

Las personas victimistas se convierten en grandes expertos para manipular situaciones, a las demás personas y para lograr todo lo que se propongan. Ellos saben que el papel de víctima ablanda cualquier corazón y eso es un punto que saben que está a su favor.
Con esto, es importante que seamos conscientes de que una persona pesimista utilizará el chantaje emocional para lograr sentirse aún más víctima de una situación. Esta persona se regocija en el pesimismo, se alimenta del lamento y culpabiliza a los demás para sentirse especial.
Debemos aprender a lidiar con estas personas, a neutralizarlas para que no nos afecten y no nos contagien de sus emociones negativas. Realmente, una persona victimista es una persona tóxica que, quieras o no, te hará sentir mal.
Por eso, si tienes la opción de echar de tu vida a la persona victimista, ¡hazlo!
Tú no mereces que nadie empañe tu felicidad con grandes dosis de quejas y lamentos infundados fruto de una realidad distorsionada cuyo fin es hacerse los mártires.

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