Adoro este mantra del profesor Kikuchi que a sus 91 años está organizando el seminario internacional de la Escola Musso.
Este mantra es una verdadera bomba atómica en la mente.
Una gran bomba de energía positiva que nos impele a la acción.
Sólo hay que repetirlo con ese acento musical que tienen los brasileños.
Tudo é treinamento...tudo é treinamento.
Hasta que estalle en el inconsciente como una gran explosión nuclear.
Entonces sentiremos que si nos fijamos el objetivo de ser grandes maestros de artes marciales podremos conseguirlo con un entrenamiento persistente y apasionado, durante años y años.
O un gran científico o un gran artista o un gran maestro espiritual.
Sólo hay que elegir el campo de nuestra preferencia y entregarse con todo lo que tenemos al entrenamiento día tras día hasta finalmente llegar a la gloriosa cima que hemos soñado durante toda nuestra vida.
La grandeza no está en la raza o en la genética o en alguna casta o clase social privilegiada.
Cualquier semilla saludable puede llegar a ser un gran exponente de su especie si se desarrolla sin pausa día tras día hasta llegar a lo máximo que pueda llegar.
Pero los humanos somos semillas con deseos infinitos.
Y por eso podemos crecer hasta las estrellas.
Somos tan grandes como nuestros pensamientos.
La semilla divina tiene el potencial infinito.
Puede germinar o quedar hibernando.
O convertirse en ración para las aves.
Todo lo que es grande fue una vez pequeño.
El impulso infinito está en lo pequeño para que deje de serlo.
Ese impulso hacia la grandeza está en la misma esencia de lo pequeño.
Por eso lo pequeño es grande por derecho de nacimiento.
Pero el medio para plasmar la grandeza es el entrenamiento.
Sólo por esta enseñanza Kikuchi se merece ser recordado durante siglos con infinito amor por parte de los que aprendimos con sus maravillosas conferencias en la gloriosa Escola Musso.
-Martín Macedo-
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