Hay un proceso -un sistema- para todo el universo. Uno de los principios más importantes en este sistema es algo llamado Medida por Medida.
- En la medida en que juzgues a los demás, serás juzgado.
- En la medida en que ames a los demás, serás amado.
- En la medida en que cuides de los demás, los demás cuidarán de ti.
- En la medida en que odies, serás odiado.
- En la medida en que sientas envidia de los demás, serás envidiado.
Hay una proporción de uno a uno -una correlación directa- entre los pensa-mientos y las acciones que van dirigidas a ti.
La manera en que este principio funciona no es de ninguna forma personal. Sencillamente, es una ley espiritual del universo que es tan simple, como las leyes físicas que gobiernan el espacio.
De la misma forma que la ley de la gravedad no tiene en cuenta la personalidad del individuo que recibe un golpe en la cabeza, de una moneda, que alguien ha lanzado desde el tejado de un edificio, el principio de la Medida por Medida tampoco varía según el individuo.
No se trata de senti-mientos ni personalidades, se trata de energía espiritual. Por cada acción, hay una reacción directamente proporcional. Cuando lanzas una pelota contra una pared, ésta vuelve a ti con la misma fuerza. De igual manera, el universo te lanza, gramo a gramo, exactamente lo que tú le has arrojado a él.
Este sistema es perfecto e impersonal, y no está limitado a ti y a tus acciones. El equilibrio de la humanidad también está determinado por el principio de la Medida por Medida. Igual que tú, el mundo siempre está siendo puesto a prueba. Igual que tú, evoluciona y crece de sus experiencias y posteriormente otra vez es retado por algo nuevo.
Igual que tú, la humanidad como un todo tiene atributos egoístas que ha venido aquí a corregir, atributos que requieren convertirse en Luz antes que la conciencia del mundo pueda avanzar al siguiente nivel.
Pero aún hay más. Todo lo que permites que te haga - el ego- a nivel personal se magnifica a una escala global. Cada pensa- miento tóxico contribuye al sufri-miento del mundo. Mi naturaleza -la naturaleza del ego- insidiosa puede llegar a ser devastadora si tú lo permites.
Pero sólo si tu lo permites: debajo de mis espectáculos deslumbrantes de muerte y destrucción se halla la posibilidad de que el espíritu humano revele una inconmensurable Luz. Sin mis pequeñas pruebas nunca descubrirías tu grandeza.
Encarar de frente un desafío angustiante revela un grado de fortaleza dentro de ti que nunca supiste que tenías. Estas pruebas, sean individuales o globales, te apoyan a convertirte en la persona que estás destinada a ser.
Las pruebas a las que te enfrentas te apoyan a expandirte, creando así una abertura para la Luz. De hecho, cada gramo de potencial inspirado en el concepto de Integridad, se activa cuando superas una de mis inagotables pruebas.
Si nunca fueras probado, no sólo te quedarías estancado en un senti-miento constante de insatisfacción, sino que tampoco dispondrías de un mecanismo para eliminar los bloqueos del pasado, para limpiar la basura que cargas de una vida a la siguiente. Cuando superas pruebas, cambias el rumbo de tu destino.
("Una autobiografía de nuestro oponente, el ego" por Yehuda Berg, con pequeños ajustes personales desde la Mirada de la Responsabilidad Extrema)
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