“Nacemos sin traer nada, morimos sin llevar nada, y en medio, luchamos por ser dueños de algo”.
¡Qué ironía!
El hombre no quiere entender que llega al mundo sin nada y se irá del mundo sin nada. Y que todo lo que obtuvo en vida fue prestado.
Dice la Biblia en Levíticos que la tierra le pertenece a Dios y que el hombre es un simple huésped que está de paso en ella. Dicho de otro modo ¡La propiedad privada no existe! El día que las personas se den cuenta que todos venimos a este mundo desnudos, sin nada material, empezaremos a valorar a las personas por su esencia y no por lo que muestran en su billetera, sino lo que dan de corazón.
Ita Portugal dijo: “No me acostumbro a ese mundo de cosas caras, personas baratas y sentimientos en liquidación”.
Entonces, si vinimos a este mundo sin nada, y sin nada nos iremos, ¿No es acaso un milagro el que puedas dar tanto mientras estas aquí?
Decía Einstein: “Comienza a manifestarse la madurez, cuando sentimos que nuestra preocupación es mayor por los demás que por nosotros mismos”.
No tengas miedo a morir como uno más. ¡Ten miedo a vivir como uno más!
La vida te regala todos los días un cheque de 24 horas, tú decides como invertirlo.
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