El EGO nuestro oponente
Estamos en una prisión y ¿ni
siquiera nos damos cuenta?
En prisión, te preguntas…?
Sin duda alguna…
Somos rehenes de la presión
constante para superar a amigos y colegas. Estamos esclavizados por nuestros
caprichos reactivos y deseos egoístas.
Somos cautivos de nuestros
empleos y de nuestras presiones económicas. Somos prisioneros de la manera que
los demás nos perciben. Estamos encarcelados por nuestra escasa ¨necesidad¨ de
que otras personas nos acepten.
¿Deseas liberarte?
El EGO es el ci-miento de todas las formas de miseria. Nos obliga a convencer a otros
de que nosotros estamos en lo correcto, incluso cuando estamos equivocados e
incluso cuando sabemos que estamos equivocados.
El EGO nos da la ilusión de que actuamos con libertad, pero en realidad estamos siendo
prisioneros de sus deseos.
Cuando una persona niega tener
EGO, eso no es otra cosa que el EGO haciendo su trabajo, patrullando la
prisión.
Si un ser humano no puede (no
quiere) reconocer a su propio EGO en una situación determinada, probablemente
es porque el EGO cegó a la persona, colocándola en confina-miento solitario.
El ego es una bola y una cadena
que nos ancla a la dimensión física, a la dimensión de LA DES-INTEGRIDAD y bloquea nuestra conexión con la
realidad y con nuestro desarrollo espiritual; sin embargo, es únicamente en el
reino espiritual donde podremos encontrar verdadera dicha y realización.
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