lunes, 25 de junio de 2018

Nada "ocurre" si antes no hay una decisión


Porque hasta para encender un cigarro se requiere una decisión previa.
Decides qué palabra pronuncias antes de pronunciarla.
No sólo decides a qué candidato votarás para la presidencia de tu país.
O a la pareja que te acompañará en esta vida.
Decides tu destino paso a paso, construyes tu castillo o tu prisión perpetua, ladrillo a ladrillo.
Cada sorbo de leche antes fue decidido en tu mente.
Lo "viste" antes de decidirlo.
Y así decides beber miles de litros de leche.
Decenas de kilos de carne de oveja.
Cientos de litros de refrescos "cola" y otros que imitan el sabor del limón o la naranja.
Los imaginaste en tu mente omnnipotente, fuiste al supermercado, caminaste hasta la góndola donde están bellamente dispuestos, los cargaste en el carrito y pagaste por ellos.
Llegaste a casa y fuiste por el abre botellas.
Y decidiste que era hora de disfrutar de un buen trago.
Entonces tu enfermedad es tu creación.
Es tu decisión.
Pero no nos gusta admitirlo.
Y la medicina ha creado múltiples teorías para aliviar tu culpabilidad.
Los virus, la herencia, el cambio climático, el estrés,las bacterias tóxicas de los embalses de agua y los radicales libres.
Entonces compras medicinas o técnicas para neutralizar a estos culpables de tu infelicidad.
Pero siempre decides y tras la decisión viene la acción.
Y la acción crea los resultados.
Decide la salud infinita.
Decide ser abundante y vivir la vida reservada a los príncipes y reyes de este mundo.
Decide ser un rey.
Porque los que hoy lo son lo decidieron en sus mentes.
Decide ser el campeón mundial de aquello que amas.
Sólo hazlo.
Porque la vida en este cuerpo físico es breve.
Como la hermosa flor del cerezo japonés que nos fascina por lo breve de su existencia.


-Martín Macedo-

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