La persona que es sana y fuerte, se mira al espejo y afirma llena de satisfacción: "soy fuerte como un roble".
En su mente se ha implantado la idea de la fortaleza porque los órganos de los sentidos se lo recuerdan cada vez que se mira al espejo.
Se siente fuerte, cree en su propia fuerza y entonces ésta se manifiesta en su estructura física.
Pero si una mañana se levanta con falta de aire y no consigue respirar bien, acude al médico y de inmediato le hacen nebulizaciones y le administran broncodilatadores.
Luego de varios estudios el especialista le da un diagnóstico de insuficiencia cardíaca que requiere el uso constante de estimulantes de la contractilidad cardíaca y diuréticos para liberar el exceso de líquido de los pulmones que causan la sensación de falta de aire.
Entonces ahora asume su condición de enfermo cardíaco.
Y la próxima vez que se mire al espejo dirá: "soy una persona con salud delicada, mi corazón está muy enfermo y debo cuidarme".
Ahora hay otro programa en su mente, otra creencia, otra conciencia de si mismo.
Entonces su mente se llenará de temores y de imágenes oscuras donde verá (imaginará) mayor debilidad e invalidez en el futuro.
Por ese motivo la Biblia afirma que: "al que tiene, se le dará más todavía y tendrá de sobra, pero al que no tiene, hasta lo poco que tiene lo perderá". (Mt 13,12)
El que tiene la conciencia de la salud, tendrá cada vez más salud.
El que tiene la conciencia de la pérdida de la salud, tendrá cada vez menos salud y al final perderá la poca que le queda.
Por eso no me conformo con que el consultante haga la dieta y me siga estrictamente en las instrucciones.
No es suficiente para la transformación de la enfermedad en salud.
Para que haya una profunda curación debe adoptar la mente de alguien que tiene salud aunque momentáneamente los síntomas y estudios médicos digan que no tiene salud.
Porque si va a esperar a que los estudios médicos indiquen la normalización de los valores para comenzar a sentirse sano, nunca sanará.
Porque lo que somos en nuestra conciencia es lo que somos en el mundo de las formas, es sólo cuestión de tiempo.
Por eso el fuerte debe decir: "soy fuerte".
Y el que cursa una insuficiencia cardíaca debe decir "soy el más fuerte y sano del universo, y esta experiencia llamada enfermedad es sólo un impulso hacia niveles de salud jamás experimentados".
-Martín Macedo-
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