Algunas personas me escriben luego de algunas semanas de comenzar la macrobiótica, diciéndome: "no puedo seguir con esta dieta" y me preguntan qué pueden hacer para retomar el buen camino.
Pero no han comprendido que la macrobiótica no es una dieta, es una sabia selección de los nutrientes que nos convienen para alcanzar nuestro objetivo de la salud infinita.
Es como si el director técnico de un equipo pequeño de la liga de fútbol de segunda categoría y que ha estado durante años dirigiendo a ese equipo con buenos resultados deportivos, recibe inesperadamente la oferta de dirigir a la selección nacional de fútbol para la próxima copa del mundo.
Lleno de entusiasmo por la histórica oportunidad que le da la vida adopta de inmediato la nueva posición y comienza a seleccionar a las mejores estrellas del fútbol de su país.
Pero se encontrará con dificultades nuevas, a las que no estaba habituado.
Las estrellas tienen sus condiciones y no son tan fáciles de persuadir de que sigan sus órdenes.
Las estrellas llegan tarde a los entrenamientos porque como son estrellas nadie les dice nada por temor a que se molesten y abandonen el equipo.
Como ahora es un equipo nuevo deben aprender cómo moverse y jugar juntos y tienen sólo unas semanas antes del comienzo de la copa del mundo.
La prensa lo acosa, las entrevistas lo agobian, la fama y el éxito tienen su lado difícil.
Entonces no duerme bien por la noche y se levanta exhausto por las mañanas.
Está saboreando el "dorso" de ser famoso y exitoso.
Y comienza a añorar los tiempos tranquilos dirigiendo al equipo pequeño y sus pequeñas alegrías y emociones.
Y mientras el estrés aumenta.....pierde su equilibrio emocional y dominado por la ansiedad toma la decisión de abandonar su cargo porque prefiere la vida de antes.
De igual modo quien ha seleccionado alimentos blandos, refinados, fáciles de preparar y comer durante años ha generado unos ciertos hábitos y a pesar de los malestares y enfermedades que éstos implican, se ha adaptado.
Cuando encuentra la macrobiótica, ve la posibilidad de una nueva vida llena de salud y bienestar...entonces se entusiasma con esa nueva forma de nutrición.
Lo que cambia es una comprensión de los efectos poderosos de la nutrición sobre nuestra vida y salud.
Hay que seleccionar otros alimentos de mejor calidad.
Pero aparecen las dificultades propias de todo lo nuevo, de todo lo desconocido y además el cuerpo liberado de la continua carga tóxica que venía soportando durante años, comienza al fin a remover la basura biológica acumulada.
La macrobiótica es una nueva forma de seleccionar los alimentos, de seleccionar las palabras, de organizar nuestras actividades y de crear nuevos hábitos (incluso un nuevo sistema de creencias).
Pero antes de embarcarse se requiere saber que habrá que pasar por estos cambios y que a veces no son fáciles...pero para ello hemos sugerido hacer una lista de objetivos (y leerla en voz audible, solemnemente sin falta cada mañana!!).
Para que la mente se prepare para la victoria.
Para que el corazón se llene de determinación y valentía.
Para que el alma se conecte con la voluntad de hierro y la atención se enfoque en la visión de lo que se viene.
Entonces los inconvenientes del momento serán soslayados, porque la grandiosa visión de la felicidad que se aproxima es tan potente que todas las fibras del alma soportan con entereza y gratitud las piedras que aparecen en el camino.
Pero si la mente no se prepara para el ascenso, se dejará dominar por la ansiedad y el temor y preferirá volver a su estado anterior.
Como le ocurrió al pueblo judío cuando Moisés los sacó del cautiverio en Egipto para comenzar una vida libre en el desierto rumbo a la tierra prometida.
Algunos comenzaron a quejarse de los rigores de la vida libre...."por lo menos en Egipto teníamos agua y comida".
Para alcanzar la victoria sobre la enfermedad por medio de la macrobiótica se requiere practicarla con pasión y voluntad infinitas, pensando constantemente en la dicha que se viene en vez de pensar en los obstáculos que tenemos frente a nuestros pies.
De la misma forma que un corredor de maratones mantiene todo el tiempo la visión triunfal llegando a la meta, mientras sus pies saltan intrépidos por campos, piedras y escalones escarpados.
El corredor inexperto piensa...."no doy más".
Pero el experimentado sólo piensa en la gloria de la llegada porque la ve y la siente como si ya estuviera allí.
-Martín Macedo-
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