martes, 26 de junio de 2018

El frío es el juez más severo


En el hemisferio sur ahora viene el frío y algunos macrobióticos tienen gripe, o fuertes contracturas o varicela o descargas cutáneas.

Los primeros fríos son fuertes y sobre todo en el Uruguay donde hay bastante humedad.
Las estaciones extremas (verano e invierno) son como un examen que rendimos frente a la fuerzas de la naturaleza.
Si nos hemos preparado bien durante las estaciones intermedias, pasaremos exitosamente estas estaciones extremas, sin enfermedades y sin sufrimientos.
Pero si no hemos sido excelentes en nuestra práctica, tendremos padecimientos a pesar de una dieta saludable durante semanas, meses o años.
Pero el frío es el juez más severo.
En invierno hay pocas horas de luz, y muchas veces la lluvia o llovizna dura días enteros haciendo que las condiciones yin se hagan extremas.
Frío, oscuridad, humedad, quietud (el mal tiempo no invita a salir a caminar ni a hacer ejercicios al aire libre) y poca ventilación tanto en la casa como en las oficinas, cines y colegios.
Pero la gente no comprende y no cambia sus hábitos...siguen desayunando con leche de almendras crudas "activadas" y frutas, consumiendo harinas refinadas y oxidadas como si fuera primavera o verano.
Entonces la gripe se vuelve epidémica y las autoridades no atinan a hacer otra cosa que vacunar a la gente como si fueran ovejas de un rebaño.
Porque bajan las defensas....la actividad del sistema inmune se vuelve inoperante y los virus, bacterias y otros microbios están en su mejor época.
Ellos celebran la llegada del invierno como los repartidores de supergas.
El invierno es un gran examen que nos otorga la naturaleza.
El verano también sobre todo en zonas donde las temperaturas alcanzan a los 45º.
Las personas de salud frágil pasan muy mal en estas estaciones extremas.
Pero los que gozan de salud absoluta, las aves, los peces, los caballos y las liebres se divierten aún más que en las estaciones "suaves".
Los jóvenes fuertes y saludables se divierten en grande con el calor brutal del verano en la playa y con frío salvaje en la nieve o en los campos deportivos.
Y al exponerse a esta violencia se hacen más fuertes y más guapos.
Porque cuanto mayor es la dificultad mayor es la felicidad como decía el maestro Ohsawa.
En cambio los de salud delicada detestan la dificultad.
Siempre van muy abrigados y buscando el sitio más cómodo para caminar o sentarse.
Y se auto convencen de que confort es "calidad de vida".
Entonces cuando tenemos una gripe o contractura o varicela o una infección de oídos o garganta y practicamos una alimentación "sana", la naturaleza espera que llegue el invierno o el verano para decirnos la verdad que no nos gusta oir.
Entonces me consultan estos practicantes y me preguntan si conviene agregar aceite de cannabis o cloruro de magnesio o beber más agua de mar.
Y la respuesta es siempre la misma....más comprensión, más aplicación, más práctica.
Si la macrobiótica aparentemente no funciona es porque no tiene la potencia necesaria porque no hemos aprendido a cocinar bien, ni a masticar bien, ni a respirar bien ni a meditar con intensidad.
Porque la macrobiótica no es un sistema de comidas o un asunto de recetas "veganas" o de postres sin azúcar.
Es la vía para convertirnos en encarnaciones del poder infinito en forma humana, en expresiones móviles de la inteligencia infinita, en destellos de la magia de la creación que regalan su salud infinita como la más grandiosa de las ofrendas.
Porque lo infinito necesita a lo finito para mostrar su grandeza.
Y lo finito se regocija en esta experiencia para la que se ha preparado durante toda su vida.

-Martín Macedo-

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