Cuando algo nos entusiasma, cuando estamos apasionados, da igual si es fácil o difícil.
Algunos meditan por un tiempo y luego abandonan la práctica, argumentando de que es difícil meditar sin la ayuda de un grupo que los motive.
Otros vienen hasta Omedetto y aquí se alimentan maravillosamente bien pero cuando vuelven a sus casas abandonan la práctica argumentando de que es difícil en casa porque la pareja o la familia no los acompañan.
Las personas escuchan hablar de la filosofía yin yang y se entusiasman mucho y desean aprender....pero a los pocos días se desaniman porque es difícil entender estos principios filosóficos y más difícil aplicarlos a la vida corriente...
Mucha gente es así....vive sus vidas en función de si las cosas son fáciles o no lo son.
Si algo es difícil lo deja para otro momento, y ese es su argumento para abandonar.
Entonces preparo un arroz refinado en 8 minutos porque es más fácil.
Y abandono la preparación del arroz integral porque requiere remojo, un lavado previo y 40 minutos de cocción y además es más caro.
Proceder así en la vida nos lleva a una filosofía de tomar siempre el atajo para todo, de optar por la vía de lo fácil como mejor opción.
Y ese tipo de postura nos convierte en esclavos, porque funcionamos cuando las cosas son fáciles y nos inhibimos cuando no lo son.
Así renunciamos a nuestro poder, porque cuando tenemos pasión avanzamos siempre, pase lo que pase, con vientos favorables o adversos.
Por ello es tan importante tener pasión por nuestro trabajo, por la cocina, por la práctica, por el estudio, por el aprendizaje.
Si tenemos pasión, voluntad de hierro nuestro avance será rápido e imparable.
Se trata de una decisión.
La decisión más importante de nuestra vida.
La decisión que separa a los hombres en dos grupos.
Y cada mañana tenemos la oportunidad de cambiar de bando.
-Martín Macedo-
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