miércoles, 27 de junio de 2018

La abundancia sólo puede manifestarse en una mente unificada.


La pobreza sólo puede existir en una mente dividida.
La abundancia sólo puede manifestarse en una mente unificada.
Esta gran unificación no se consigue en las escuelas regulares o profundizando en la teología cristiana o de otras religiones tradicionales.
Porque profundizan la división.
Dios en las alturas.
El hombre, mísero y débil pecador que debe implorar por el perdón divino debe peregrinar y padecer en la Tierra.
Y cumplir una serie de mandamientos para agradar al Padre y conseguir así la salvación y las bendiciones en vida.
El hemisferio izquierdo, divide, clasifica, categoriza y refuerza la ilusión de que la vida está fragmentada en clases, especies y razas.
Y los jóvenes profundizan la ilusión al hacerse especialistas.
Y la especialización refuerza las divisiones en sectores, áreas y compartimentos.
Pero como la hora del especialista se paga mejor, todos desean ser especialistas y subir en la cátedra hasta llegar a la cima de la especialización (salario).
La mente dividida nos hace sentir frágiles y vulnerables.
La mente unificada nos devuelve el sentimiento de dignidad, al comprender que es imposible estar separados de la gran inteligencia que lo penetra todo, incluso a los virus.
El ejercicio de contemplar la propia divinidad, sintiendo que somos una parte diminuta inmersa en una inmensidad omnisciente y omnipresente....
Libera todo temor, toda impotencia, toda enfermedad, toda carencia y toda infelicidad.
Pero este despertar no se logra simplemente con decir ..."ahhh ya entendí"....
Se lo debe sentir con las entrañas.
Se lo debe comprender (como enseñan los maestros zen) con "todo el cuerpo".
Porque el cuerpo se debe preparar para "comprender" con toda la profundidad.
La comprensión intelectual es sólo el primer paso.
La comprensión profunda requiere de una preparación física.
Por ello los practicantes de meditación cuidan su templo físico y lo nutren según reglas muy claras.
Y respiran en forma consciente.
Y se ejercitan físicamente.
Saben que el cuerpo es el receptor de la sabiduría infinita.
Y no un conjunto dé células y fluidos biológicos sujetos al inevitable deterioro.
Cuando el cuerpo no es atendido se estropea como cualquier máquina.
Cuando el cuerpo es contaminado con los placeres de la época.....
La mente recibe el impacto porque no hay división.
Entonces el cuerpo enfermo alberga a una mente enferma que no consigue "ver" ni fundirse con lo infinito.
El temor es una enfermedad del cuerpo y de la mente.
El temor es incompatible con la sabiduría.
Por eso las mentes atemorizadas establecen categorías para crear unas celdas donde habitar como los sapos que cavan un hoyo para esconderse.


-Martín Macedo-

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