miércoles, 7 de junio de 2017

Somatizamos las emociones


El ser humano es una unidad. No se puede separar el funcionamiento de los órganos físicos de nuestras sensaciones interna. 
Francisco Moya es médico radiólogo y miembro de la Academia de Medicina de Sevilla, en 2013 abrió consulta en esta ciudad para abordar la enfermedad bajo un planteamiento que parte de la base que cada síntoma o anomalía tiene su origen en la afectividad. Ha llamado a su método Medicina de la Persona y asegura que “la enfermedad grave es como la gota que ha colmado el vaso emotivo, es la consecuencia de un cúmulo de emociones a lo largo de toda una vida que, llegado el momento, se desborda”.
Según el Dr. Moya es importante “distinguir entre emoción y razón, entre corazón y mente” porque desde la mente no se puede curar nada. En cambio, cuando reconocemos que tenemos “una parte inmaterial” podemos conectar internamente con nuestras emociones. Y distingue que tenemos dos psiques: “la inteligente consciente y la emocional inconsciente que no está tan preciada”. Su técnica se fundamenta en contactar con las emociones guardadas en el inconsciente.
Las emociones son las grandes olvidadas a la hora de abordar la salud y, sin embargo, son el motor que nos mueve a avanzar en la vida.
Para conocer al paciente de forma total hay que tener en cuenta el inconsciente, el corazón, la afectividad. “La razón complementa el corazón y no está para obviar o despreciar al corazón”. Una forma de llegar al inconsciente es a través de un estado de relajación en el cual la persona “se da cuenta de dónde está el origen afectivo o psicológico de su mal físico”. Normalmente, cuando acaba la relajación, sale sabiendo dónde está el problema que origina su enfermedad”.
La finalidad de la “exploración consciente del inconsciente” es descubrir el aviso subyacente al síntoma o enfermedad. En el inconsciente se encuentra lo que tenemos que cambiar pero a veces no podemos, no es tan fácil “quitarse la careta y ser uno mismo”. En muchas ocasiones “es mucho más sencillo tomar una pastilla y olvidar el mensaje. Si esto lo solucionó sin cambiar nada, mejor”.
La enfermedad trae consigo un mensaje de cambio personal que no todos estamos dispuestos a escuchar. 
Desde la Bioneuroemoción® sugerimos que cuando tenemos un síntoma u otro tipo de conflicto estamos respondiendo a emociones de nuestra propia vida que están en resonancia con emociones que ya vivieron nuestros antepasados. No se trata de sentirnos culpables sino de ser responsables. Al tomar conciencia de nuestras emociones comprendemos el cambio al que nos invitan y podemos elegir entre rendirnos o resistirnos.
Como nos dice EnricCorbera en su último libro El soñador del sueño. El héroe interior, “rendirse es la sabiduría de ceder en lugar de oponerse al flujo de la vida que trae los aprendizajes que deben integrarse, fruto de tu estado o cualidad de conciencia”.
Cada vez más, aparecen nuevas voces que relacionan la salud con las emociones o, dicho de otra manera, que entienden que el ser humano expresa, a través de su comportamiento y su cuerpo, las emociones que siente y que no ha aprendido a gestiona. La Bioneuroemoción®, dentro de su propio ámbito de aplicación, se centra en el factor emocional para sumar, conjuntamente con otras disciplinas, al bienestar personal.

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