No hay nada más poderoso que una idea cuyo momento ha llegado. Son palabras del famoso escritor Víctor Hugo.
Una idea es algo invisible. Pero puede cambiar al mundo. La ideología tiene un poder enorme. El trabajo de los grandes líderes consiste en lograr que un número suficientemente grande de personas crea en sus ideas.
La idea de la grandeza crea la grandeza. La idea de la pequeñez crea la pequeñez. Una vez que la mente acepta una idea. Comienza a creer en ella.
Entonces para alcanzar cualquier objetivo se requiere cambiar el sistema de creencias. Requerimos creer en nuestro poder infinito. Requerimos creer que estamos hechos por una inteligencia infinita. Requerimos creer en nuestra propia grandeza. En nuestra fuerza inagotable.
Porque la fuerza es sólo una gran cantidad de energía. Pero no energía calórica, proveniente de un plato de sopa. Sino de energía espiritual, energía infinita. Inagotable y eternamente fresca. Eso somos.
Mientras no asumamos nuestra grandeza. Todo parecerá duro y difícil. Ese es el gran daño que han hecho algunas tradiciones religiosas. Para someternos. Nos han enseñados que somos débiles y frágiles.Miserables pecadores que necesitan de un pastor. Que los guíe hacia la salvación.
La religión ya intenta captar nuestra mente apenas nacemos. Y cada domingo nos recuerda que somos fruto de un fallo. De un pecado original. Y con infinita persistencia se repite esta idea. Hasta que nuestra joven mente termina por aceptarlo. Asì nos convertimos en creyentes. Y nos sumamos al rebaño que suma su energía y dinero a las grandes instituciones religiosas.
Pero todo lo que comienza tiene fin. Y el fin de las grandes organizaciones que han estado reclutando fieles para sus filas. Están cayendo por su propio peso. Porque todo lo que no trabaja para el bienestar de la humanidad. Termina por auto destruirse.
-Martín Macedo-
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