EL ALMA ESCOGE A LOS PADRES Y A LA FAMILIA, dónde va a nacer hasta 3 meses antes de la concepción (así que eso de que uno no escoge a la familia donde nace, es mentira. Lo hacemos porque serán nuestros mejores maestros de vida).
El alma del bebé va y viene a su cuerpo físico a lo largo de los 6 primeros meses. A partir del 6º mes el alma del bebé permanece más tiempo dentro de su cuerpo físico y menos fuera de éste.
Para el bebé, para el alma y su consciencia, cualquier ritmo de vida estresante y estridente puede afectarle y provocarle rechazo a la hora de ocupar su cuerpo físico. Las almas sufren mucho al nacer, más que cuando mueren. El alumbra-miento es un acto muy importante, muy respetuoso y requiere mucha paz, tranquilidad, armonía y amor. Los miedos a la hora del alumbrar sólo provocan mal estar en el alma que hasta el último momento sufre y tiene dudas de si nacer o no. El amor puro a la hora de la concepción es lo que hará que el alma que acuda sea de una vibración mayor. El amor en el hogar es lo que más nutre al bebé y lo colma de paz y tranquilidad. La estabilidad emocional de la mamá y de su entorno es vital para que el alma del bebé se sienta acogida y se desarrolle a gusto dentro de su nuevo cuerpo físico.
“¡Hay que dejar de infantilizar a los que vienen! Hay que dirigirse a ellos con palabras que sean palabras y frases que parezcan frases; y además, con una grandeza de espíritu que no se transforme en tentativa de anexión de personalidad de recién nacido. Los padres deben mantener abierta su conciencia dejando de dirigirse a ellos con unos términos y unas ideas deformadas, atrofiadas. Si no lo hacen así les saturan la conciencia de somníferos. Hay que ofrecer ternura… Sin olvidar una semilla de inteligencia. Con mucha frecuencia, por desgracia, los padres ahogan la irradiación mental de su hijo desde los primeros momentos pues no ven en él una individualidad que hay que canalizar y respetar, sino una materia a modelar que les pertenece.
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