¿Cómo convertir la duda poderosa en convicción poderosa?
La enfermedad más grave en una salud de hierro.
El miedo que paraliza en una determinación que avanza sin vacilar.
La pobreza más profunda en abundancia y opulencia.
La tristeza crónica en alegría arrolladora.
El fracaso más hondo y doloroso en un éxito que dure 1000 años.
Es simple cuando comprendemos la ley de los cambios.
Cuando comprendemos yin y yang.
La duda, el miedo y la pobreza son dominados por yin.
La certeza, la valentía y la abundancia son dominados por yang.
El día se convierte en noche.
El verano se convierte en invierno.
Lo pequeña semilla se vuelve un gran árbol.
Con el simple paso del tiempo.
El tiempo lo transforma todo.
Con el tiempo la duda se convierte en certeza.
El miedo se convierte en valor.
El último se convierte en el primero.
Pero no vamos a esperar 50 años para resolver una duda.
O para salir de una enfermedad grave.
Queremos acortar los procesos.
Hacer que la rueda de los cambios gire más rápido.
Si queremos transformar la enfermedad en salud de hierro.
Lo primero que debemos hacer es aceptar la enfermedad.
No rechazarla.
Convertirla en nuestro punto de apoyo.
Poner nuestros pies firmemente sobre ella.
Aceptar todas las sensaciones y manifestaciones que forman parte de esa experiencia.
Como alguien que desea una ducha tibia y placentera.
Y se expone al chorro de agua fría.
Sin juzgar ni calificar.
Esta agua está fría.
La acepto y experimento esa sensación poderosa.
Ahora sé que deseo con toda mi alma.
Que salga agua caliente.
No hay más dudas.
Eso lo que deseo y es lo que haré.
Entonces mi mente "ve" con la velocidad del pensamiento el agua caliente acariciando mi piel.
Emocionándome con la expectativa de una ducha maravillosa.
Entonces las manos se mueven y ajustan la salida del agua caliente (yang) sin cerrar del todo la llave del agua fría (yin).
Aceptar lo que no nos gusta es el primer paso para cambiarlo.
Pero el que huye de lo negativo, nunca tendrá lo positivo.
Porque para que la rueda dé una vuelta completa.
Hay que llegar bien abajo.
Para luego comenzar a remontar hacia la zona más alta.
(por el Dr, Martin Macedo)
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