El ser humano es una unidad. No se puede separar el funcionamiento de los órganos físicos de nuestras sensaciones interna.
Jalâluddîn Rumi nació en 1207 en lo que hoy es Afganistán y de muy pequeño su familia se vio obligada a trasladarse a Turquía. Fue un gran poeta y místico persa de la Edad Media. Su obra entró a formar parte del Programa Memoria del Mundo (MOW) de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). En el año 2007 se celebró el año Rumi por el 800 aniversario de su nacimiento.
Se podría decir que fue el primer embajador de la paz pues invita a todos los pueblos a la empatía, sin importar raza, idioma, color u origen étnico. Como poeta sufí se internó por el camino místico del islam sin ser miembro de ninguna orden en concreto. Según el profesor Seyyed Hossein Nasr, Rumi nos guía que a través de su “Philosoplia Perennis” (sabiduría eterna primordial) de acuerdo con el momento, sin que éste dependa del tiempo.
Según Rumi, la madurez espiritual se da cuando “entendemos que todos están acertados en su propia perspectiva”.
En Rumi convergen la madurez espiritual y la emocional cuando nos recuerda que el ser humano es un recipiente que se va llenando con las vivencias del día, conlas experiencias de la vida. En su poema La casa de huéspedes nos dice:
“El ser humano es una casa de huéspedes
Cada día, una nueva llegada
Una alegría, una depresión, una decepción,
una toma de conciencia momentánea llega como un visitante.
¡Aceptémoslos a todos!
Aunque se trate de un aluvión de tristeza
que violentamente deja la casa sin muebles.
No obstante, trata a cada invitado con educación;
podría dar lugar a una nueva alegría.
El pensamiento sombrío, la vergüenza, la maldad…
acéptalos riendo a la entrada, y haz que pasen al interior.
Sé agradecido por todo lo que te llegue,
pues han sido enviados como guía por el más inmenso.”
Cada día, una nueva llegada
Una alegría, una depresión, una decepción,
una toma de conciencia momentánea llega como un visitante.
¡Aceptémoslos a todos!
Aunque se trate de un aluvión de tristeza
que violentamente deja la casa sin muebles.
No obstante, trata a cada invitado con educación;
podría dar lugar a una nueva alegría.
El pensamiento sombrío, la vergüenza, la maldad…
acéptalos riendo a la entrada, y haz que pasen al interior.
Sé agradecido por todo lo que te llegue,
pues han sido enviados como guía por el más inmenso.”
En vivir en plenitud, nos dice: El agua salada parece salada para alguien que ha probado el agua dulce. “Las cosas se vuelven claras a través de sus opuestos”.
Rumi nos enseña que la esperanza, el deseo y la pasión que la gente experimenta por las cosas en la tierra son "cortinas" que nos impiden vivir en plenitud. La madurez emocional es una experiencia que no se identifica con nada en concreto. Para poder escuchar nuestra naturaleza más profunda no debemos escuchar con demasiada frecuencia a “esa consoladora parte del yo que te da lo que deseas”. Pues no hay nada que nos permita descubrir “el auténtico ser que yace dentro de nosotros como la demolición de lo que hemos deseado y obtenido, y de lo que aún deseamos”.
Por eso, debemos vivir atentos: “Antes de que la muerte lleve lo que se te ha regalado, regala lo que tienes para dar”. Rumi nos enseña que no estamos confinados a los límites de la identidad y que nuestra tarea “no es buscar el amor, sino simplemente buscar y encontrar todas las barrera que has construido dentro de ti contra él”.
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