Nuestro aspecto infinito desea cosas infinitas.
Nuestro aspecto finito se contenta con poco.
Porque ve sólo limitaciones y obstáculos.
Si basas tu vida en tu aspecto infinito.
Estás usando tu hemisferio derecho (yin).
Pero si basas tu vida en tu aspecto finito.
Te basas en tu hemisferio izquierdo (yang).
Y ese es precisamente el que se hipertrofia en el sistema educativo actual.
Técnicas, tecnología, mundo de formas densas, metales, oro y competiciones por quedarse con el trozo más grande.
Los atletas compiten por el oro en los juegos olímpicos.
Pero el oro o la plata son sólo símbolos visibles de algo invisible.
El espíritu olímpico.
Sin el espíritu olímpico, las medallas serían sólo tristes adornos.
Los alimentos de origen animal (incluyendo lácteos) tienen una energía muy yang que vuelve más activo al hemisferio izquierdo.
Los alimentos de origen vegetal, al ser yin estimulan más al hemisferio derecho.
El vegetarianismo no garantiza la grandeza.
Pero prepara el terreno.
Las grandes almas son grandes porque usan más el poder de su mente que el poder de su cuerpo.
Pero como yin y yang no se pueden separar.
La grandeza del alma deja un destello de luz en el cuerpo.
Que se nota en la intensidad de la mirada.
En la simetría del cuerpo.
En la perfección funcional y belleza de cada célula.
De esa forma la grandeza infinita.
Se imprime en el mundo de las formas.
Porque detrás de la belleza que se ve.
Está la belleza que no se ve.
-Martín Macedo-
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