lunes, 31 de julio de 2017

La cura siempre surge desde adentro


Muchas personas creen que la macrobiótica es una terapia alternativa.

En vez de tabletas.
Toman arroz, sopas y vegetales.
Y si luego de algunos meses no obtienen resultados.
Comienzan a reclamar.
"Usted nos dijo que en tres meses me iba a poner mejor".
"Hicimos lo que usted nos dijo, comimos lo que nos indicó"
"Tomamos clases de cocina y compramos una olla a presión".
"Pero nos hicimos analíticas y los resultados no son los esperados"
Estas personas creen que la cura está fuera de sus cuerpos.
Esperan que algo externo entre en sus fluidos y los cure.
Que alguien descubra una cura o un remedio o una vacuna.
No comprenden que la cura siempre surge desde adentro.
Que sin transformación de la mente - mentalidad - sistema de creencias ninguna terapia dará un resultado duradero.
Creen que la cura se consigue "haciendo algo".
Su mente duda, especula, aguarda escéptica a ver qué pasa.
Sin comprensión no hay curación.
Si no se cura la comprensión no se cura el cuerpo.
Por eso nuestra cura es la más rápida del mundo.
La comprensión se cura instantáneamente cuando la persona tiene una mente abierta y entiende el orden del universo con una simple explicación.
La comprensión no se curará cuando la persona está cerrada y no acepta nada que amenace su rígido sistema de creencias.
La comprensión hace surgir la fe.
Fe es comprensión decía sabiamente Georges Ohsawa.
Cuando hay fe la mejoría es mucho más rápida y profunda.
Desde el mismo momento en que la persona comprende.
Su comprensión es sana, se siente agradecida y feliz.
Aunque la enfermedad física siga por un tiempo ahí.
Mientras el cuerpo se deshace de las toxinas que la sostienen operativa.
Pero quien busca sólo un alivio de los síntomas.
Debe ir a la medicina oficial.
Porque ellos son los mejores del mundo en crear medicinas.
Una para cada síntoma.
Así la persona puede sentirse mejor.
Sin necesidad de pensar.
Ni asumir ninguna responsabilidad por su situación.
Entonces vive enojada con Dios y con la vida.
Porque los culpables son los virus, el sodio, el estrés y los mosquitos.

-Martín Macedo-

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